Visitas destacadas
Castillo
El castillo de Cochem domina toda la ciudad y buena parte del valle desde una colina de más de cien metros de altitud. Fue construido en el año 1.000 por los condes del palatinado de la familia Ezzo. Ciento cincuenta años después se convirtió en castillo imperial de la dinsatía Staufer, reinante en la época en Alemania. Durante la ocupación de las tropas francesas de Luis XIV en 1689, la ciudad y el castillo fueron destruidos y sólo quedaron vivas 400 personas. El castillo permaneció en estado de ruina hasta que fue comprado por 300 marcos a finales del siglo XVIII por Louis Ravené, un comerciante que hizo fortuna gracias a la industria del acero y por la construcción del ferrocarril. El castillo se reconstruyó al estilo gótico intentándolo dotar de un aire romántico característico de la época. En 1950 la ciudad terminó comprando el edificio. Desde mediados de marzo hasta noviembre y también en Navidad se organizan visitas guiadas, traducidas a una decena de idiomas, por las dependencias del castillo de Cochem. El recorrido dura alrededor de cuarenta minutos y tiene un precio de 4 euros para adultos y de 2 euros para los menores (de 6 a 17 años).
Mural de la historia de la ciudad
El mural de la historia de la ciudad fue construido por un artista local llamado Carlfritz Nicolay. En él se reflejan de una manera sumamente original todos los sucesos que han tenido lugar en Cochem a lo largo de los siglos. En la parte superior izquierda se encuentra el relieve de unos legionarios romanos, por el origen romano de la villa. Debajo se representan unos toneles de vino con los que se pretende dejar patente la gran tradición vinícola de la zona. También podemos vislumbrar la imagen del padre Martín, San Martín de Cohem, al que se le atribuye la fundación de la iglesia en el mismo momento de la fundación del distrito de Cond por el obispo Remaclusen en el año 694 d. C. En el mural se aprecia un pergamino que recuerda la donación de la ciudad a la abadía de Prum. En el centro, un mosaico compone el escudo de la ciudad, formado por una cruz roja sobre fondo blanco, símbolo del arzobispado de Tréveris, y unas llaves cruzadas, las llaves de San Pedro, que representan el poder del papado y de la Iglesia. En la parte inferior vemos el recorrido del rio Mosela, en el que están reflejadas las 14 esclusas.
Marktplatz o Plaza del mercado
En la colorida Plaza del Mercado se encuentran algunos de los edificios y monumentos más simbólicos de Cochem. Allí se ubica el ayuntamiento, un edificio del barroco tardío, y en el centro la fuente de San Martín, dedicada al legionario romano que partió su capa para que un mendigo no muriese de frío y donde cada año la ciudad celebra la vendimia en los meses de octubre y noviembre. Junto al ayuntamiento se sitúa una casa de madera con un carillón con 28 campanas que suenan cuatro veces al día (a las 10, 12, 16 y 18 horas). En la parte inferior, bajo la última viga, observamos tres caras que hacen referencia a un conflicto entre el propietario de la casa y el alcalde de la época por no haberle concedido una subvención para restaurar la fachada. Cada Navidad, la Marktplatz se transforma para acoger el tradicional mercado. En esas fechas los edificios se decoran con multitud de luces y la plaza se llena de gente que recorre los distintos puestos de artesanía mientras disfrutan de los conciertos de villancicos callejeros y de un buen vaso de vino caliente.
Fuente de la cabra
La fuente de la cabra o Winzerbrunnen es una encantadora fuente de bronce que conmemora uno de los sucesos más curiosos, pero según todos los indicios ciertos, de la historia de esta pequeña ciudad alemana. En la fuente se pueden ver dos hombres girando una prensa de uva, pero en lugar de la fruta lo que hay dentro es ¡una cabra! Es realidad, los dos agricultores enfrentados que están cumpliendo con el veredicto de un juicio celebrado en la Edad Media. Los documentos existentes recogen el conflicto de los dos hombre que eran propietarios de viñedos. Uno de ellos tenía una cabra que cierto día se pasó al campo vecino y se comió las uvas. El propietario del campo denunció el hecho a las autoridades y el resultado del juicio es que se debe prensar a la cabra para que devuelva el vino que habrían producido las uvas que se comió. Pero al prensarla el líquido que sale es de color rojo, así que se demuestra la inocencia de la cabra porque las uvas que se había comido eran blancas. En el ayuntamiento también se puede apreciar pinturas sobre el juicio.
Molino histórico de Wolfgang Steffens
Una de las visitas que más atraerá los sentidos del viajero es, sin lugar a dudas, el molino histórico de Wolfgang Steffens, donde desde hace 200 años en este lugar se fabrica una mostaza de gran calidad y fama. Desde 1810, la receta de este apreciado producto se ha ido pasando de generación en generación. Hoy en día sigue funcionando como fábrica de mostaza pero, para satisfacer al gran número de curiosos que se acercan hasta aquí, también realiza visitas guiadas para mostrar su trabajo. Y, por supuesto, los visitantes también podrán probar los distintos tipos de mostaza que se producen en la actualidad: la receta clásica ligeramente picante, la mostaza con cerveza de Colonia, la mostaza con ajo molido o con ajo de oso, la mostaza dulce de alveolo, la mostaza con curry procedente de India, la variedad Riesling Cochem, la picante con guindillas rojas y la mostaza del molino, que se realiza siguiendo una receta del siglo XV. Todo un festival de los sentidos que harán de su viaje a Cochem una visita inolvidable. El Molino histórico de Wolfgang Steffers abre sus puertas a diaro, a las 11, 14, 15 y 16 horas.
El precio de la entrada es de 2,5 euros.
Dirección: Stadionstr. 1, Cochem
Correo electrónico: info@senfmuehle.net
Página web: www.senfmuehle.net
Monte Pinn
Este monte coronado por una cruz recibe su nombre de una vieja leyenda que cuenta que hubo un pastor llamado Pinn que cuidaba de su rebaño. Cuando se dió cuenta de que había perdido una de las ovejas, fue a buscarla y la encontró en un risco; pero al ir a rescatarla se precipito desde el monte y perdió la vida. Para llegar hasta la cima y disfrutar de las fantásticas vistas se puede tomar el telesilla o subir andando entre los famosos viñedos que rodean Cochem. El camino de subida empieza detrás de la estación de tren.
Tréveris
A unos 90 kilómetros de Cochem se encuentra Tréveris, la ciudad más antigua de Alemania y declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1986. Fundada por los romanos, ofrece una larga lista de lugares de gran atractivo turístico, como la Porta Nigra, convertida hoy en el símbolo de la ciudad, las termas imperiales, el puente romano o el anfiteatro. Igualmente destacan la Catedral de San Pedro, con una interesante fusión de elementos arquitectónicos de distintas épocas, y la iglesia de Nuestra Señora, uno de los primeros ejemplos de arquitectura gótica alemana.
La región del vino
El valle del Mosela, un afluente del Rin, es una destacada región vinícola. En ambas laderas del río podemos encontrar viñedos que producen fundamentalmente la variedad riesling, con la que se elaboran unos vinos blancos secos muy afrutados. La tierra con abundante pizarra desempeña un papel fundamental en la maduración de la uva, ya que la pizarra absorbe el calor durante el día y lo libera durante la noche transmitiéndolo a las cepas. Desde Cochem los visitantes pueden lanzarse al descubrimiento de esta región de las formas más variadas: en bicicleta, a través de rutas de senderismo y también en canoa.
Coblenza
Coblenza es la ciudad donde el Mosela se funde con el Rin. Situada a menos de 40 kilómetros de distancia desde Cochem, esta localidad dos veces milenaria es rica en monumentos y edificios históricos. En Coblenza se pueden visitar castillos, antiguas mansiones palaciegas e iglesias románicas. La parte vieja es un laberinto de calles estrechas repletas de encanto. La fortaleza, que se levanta 118 metros sobre el río Rin, fue construida entre 1817 y 1828 y está considerada como la segunda mejor conservada de Europa. Coblenza ofrece al turista muchas posibilidades y formas de descubrirla, la más recomendada es subirse a bordo de uno los barcos que navegan por sus ríos.
Redactor :
Anne Chabot
