Presentación
Ilhabela, que significa “Isla Bella”, es una isla de Brasil que se localiza en la costa norte en el estado de Sao Paulo, y un municipio dentro de la isla. También se la conoce con el nombre de Sao Sebastiao, o San Sebastián. Posee un paisaje montañoso y especial, aunque está repleta de encantos turísticos, entre los que destacan sus más de 40 bellísimas playas bañadas por el Océano Atlántico. Quizá por su maravillosa naturaleza, por su hermosa costa, Ilhabela atrae a una gran cantidad de turistas en temporada alta, que allí corresponde a los meses de diciembre, enero y febrero. El clima de la isla es de tipo tropical húmedo, cálido la mayor parte del año y con abundantes precipitaciones, sobre todo en verano. Una de las características que hacen famosa a la isla es que es el lugar idóneo para la práctica de deportes náuticos como la vela o el submarinismo.
La localidad de Ilhabela pertenece (de mayor a menor) à la región Sudeste y al estado São Paulo.
La localidad de Ilhabela tiene 28.176 habitantes (censo 2006). La altitud máxima es de 1.378 m, la altitud media es de 01.378 m.
El actual alcade de Ilhabela es Toninho Colucci.
El nombre español es Isla Bella.
El apodo de la localidad es "Ilhabela, Capital da Vela" y el lema de Ilhabela es "Ilhabela da Princesa". La localidad de Ilhabela fue fundada en 1805. La página web de Ilhabela es http://www.ilhabela.sp.gov.br
Visitas destacadas
Son, sin duda, el mayor atractivo de la isla, y la razón por la que miles de turistas llegan cada año a esta perdida isla brasileña, con el firme propósito de pasar las vacaciones de su vida. Y es que Ilhabela cuenta, nada menos, con más de 40 playas maravillosas, ya sean largos arenales interminables, o pequeñas calas recoletas. Una de las más destacadas es la playa de la Villa, en plena localidad de Ilhabela, lo que permite disfrutar de la playa sin alejarse del centro urbano, de sus tiendas y locales de ocio, restaurantes, conciertos, etc. La playa de Santa Teresa, muy bella aunque algo pequeña, se enclava muy cerca de la ciudad, como una pequeña joya. También está cerca la playa Viana, perfecta para pasar todo el día al borde del mar, ya que cuenta con restaurantes y puestos de bebidas. Pero una de las mejores de la isla, y la más larga con más de 1.500 metros, es la playa Castelhanos, en la zona este. Por sus grandes y espectaculares olas, es perfecta para practicar deportes como el surf. La playa de Armaçao es también una de las preferidas por aquellos que practican el windsurf, ya que cuando el viento sopla se convierte en un paraíso para los amantes de este deporte. Como Ponta da Canas que, aunque es una playa pequeña, es también muy apropiada para el surf y el windsurf, en especial si el viento sopla del este. Todas estas son solamente una pequeña muestra de las magníficas playas que posee la isla.
Además de las playas, la isla posee otros tesoros naturales, entre los que destaca el Parque Estatal de Ilhabela, establecido en el año 1977. Se trata de un frondoso espacio de bosque atlántico que posee una extensión impresionante (es una de las mayores áreas forestales del país). Nada menos que 27.025 hectáreas de terreno que conforman un hábitat en el que se combinan todo tipo de escenarios naturales. Además de bosques hay altas montañas, arroyos que serpentean y alimentan ríos y cascadas, islas, playas, etc. El Parque Estatal de Ilhabela es un auténtico refugio de vida silvestre, con una fauna y flora espectaculares. Allí se pueden encontrar un gran número de mamíferos peculiares como el mono capuchino, el tucán perico y un sinfín de aves autóctonas. De hecho, algunas especies sólo se pueden encontrar en este lugar. Pero eso no es todo lo que tiene que ofrecer el parque. También es un refugio para la cultura de la isla, la civilización caiçara. Se trata de comunidades de pescadores que poblaban la costa brasileña. A la hora de visitar el parque, si se hace en grupo es posible contar con la ayuda de un guía. El horario es de 9:00 a 16:30 h. Tel. de información: (012) 3896 2660.
Una de las actividades más especiales que pueden desarrollarse en Ilhabela es, sin duda, el senderismo. La naturaleza aquí es tan espectacular, que qué mejor manera de disfrutarla en todas sus dimensiones que paseando por ella, atravesando veredas, contemplando paisajes y descubriendo ríos y cascadas impresionantes. De hecho, hay en la isla una completa guía de rutas de turismo ecológico que nos permiten recorrer la isla de cabo a rabo. Hay que tener en cuenta que existen rutas de diferentes niveles de dificultad para todos los gustos y tipos de senderistas. Uno de los más especiales es el llamado Camino de Agua Branca, que comienza en el Camino de Castelhanos, y llega hasta los límites del Parque Estatal de Ilhabela. En el trayecto encontraremos bellas cascadas y piscinas naturales. En lo que se refiere a las cascadas de la isla, hay varias rutas de senderismo que conducen hasta bellos saltos de agua. Como el camino a la cascada Tres Tombos, bastante corto y muy fácil de recorrer, o la excursión que lleva, después de unas tres horas de caminata, a las cascadas de Cachoeiras do Couro do Boi y Friagem, en el norte de la isla.
La isla de Ilhabela es uno de los destinos estrella en Brasil para practicar el buceo. Su agreste costa, la gran cantidad de cavernas y grutas que posee, y el hecho de que existen en sus fondos marinos numerosos barcos hundidos, convierten la zona en un paraíso para los submarinistas. De hecho, son muchos los turistas que desean bucear en esta agua. Y, desde luego, llegan al lugar adecuado, ya que existen opciones para todos los gustos y niveles, dentro de este deporte acuático. Otra característica que hace del buceo una de las actividades más destacadas en Ilhabela es la gran transparencia de sus aguas, que permite a los buceadores contemplar los fondos marinos en toda su belleza, con su gran variedad de peces. Entre los mejores rincones de la isla para bucear destacan las Islas Galhetas, dos pequeñas islas que se localizan muy cerca de la costa este de Ilhabela, y que ofrecen un escenario perfecto, muy poco frecuentado, con profundidades que varían entre los 3 y los 15 metros y que, además, está lleno de cavernas en las que habitan un sinfín de peces de colores. Es un lugar perfecto para aquellos que se están iniciando en el buceo. También en la costa norte hay un lugar especial para bucear: la playa de Poço, con sus aguas tranquilas y claras.
Se dice que Ilhabela es la capital brasileña de la vela, dadas sus características, óptimas para la práctica de este deporte náutico. En el hecho de que la isla sea el lugar idóneo para la vela confluyen varias circunstancias. Para empezar, sus condiciones geográficas son muy adecuadas, con sus costas que se van recortando sobre el litoral. Después, el hecho de que el viento sople con fuerza es condición imprescindible para la navegación, aunque las temperaturas son cálidas todo el año, con lo que la experiencia resulta muy agradable. Si a ello le sumamos los preciosos paisajes que se divisan en estas costas, la isla de Ilhabela se convierte en un destino perfecto para los amantes de la vela. En el mes de julio se celebra en Ilhabela la Semana Internacional de Vela, un evento muy destacado en lo que a este deporte se refiere, que viene celebrándose desde el año 1973, y que atrae a muchísimas personas interesadas en él. De hecho, con más de 1.500 participantes, es la mayor competición de vela de América del Sur. Aunque las condiciones óptimas para la práctica de la vela se dan en la isla durante todo el año (fuerte viento, buenas temperaturas, etc.), hay que tener en cuenta que durante los meses de invierno las lluvias suelen ser abundantes, lo que puede ser un inconveniente.
De entre las más de 40 playas maravillosas que posee la isla de Ilhabela, destaca la de Jabaquara, localizada en la costa norte. El acceso a la misma ha de hacerse a pie, transitando por un camino lleno de vegetación pero, al llegar, uno se da cuenta de que el trayecto merece la pena. La playa tiene medio kilómetro de extensión y es uno de los rincones más pintorescos de la isla. Desde allí se puede hacer una de las rutas más especiales de la isla. Caminando por un sendero que continúa más allá de la playa de Jabaquara de forma paralela a la costa, se llega a la playa del Poço, o Saco do Poço, donde hay una cascada que cae justo en la propia arena de la playa, formando una laguna de agua dulce justo al lado del mar. Un elemento natural curioso donde los haya.
En la costa sur de la isla de Ilhabela también hay playas paradisíacas que merecen una visita. La más grande de todas las de esta zona, como su propio nombre indica, es Playa Grande, con unos 650 metros de longitud. Además de un paisaje muy especial, es una playa que está preparada para recibir a los turistas, ya que cuenta con algunas instalaciones como quioscos de bebidas y comidas, y algunas mesas y bancos. Muy cerca de Playa Grande se localiza la Playa do Curral, perfecta para la práctica de deportes náuticos como el windsurf o el buceo. Estas magníficas líneas de costa se ubican a unos 13 kilómetros desde la ciudad de Ilhabela. Si continuamos bajando hacia el sur, en el extremo más meridional de la isla encontramos la Playa Bonete. Rodeada de vegetación y de árboles, es un paraíso para los surfistas, dado su fuerte oleaje. Junto a esta playa se puede visitar una auténtica comunidad caiçara, que es el nombre que reciben los habitantes de este rincón de la costa de Brasil.
Una de las mejores excursiones que pueden hacerse desde la ciudad de Ilhabela es la que descubre algunas de las maravillosas cascadas que posee la isla, todo un paraíso de verdor y vegetación. Como la ruta a la Cascada de los Tres Tombos. Para llegar hasta ella hemos de alcanzar primero la Playa do Curral, en la parte sur de la isla. Sólo por su arena dorada y sus aguas cristalinas ya merece la pena el trayecto. Desde esta playa se continúa hacia la cascada, una de las 360 que posee la Isla. Este salto de agua, que se localiza en las proximidades de la playa de Feiticeira, es de los más bellos. En realidad, más que una cascada, son tres cataratas que componen un paisaje perfecto. Las piscinas naturales que se forman a sus pies son el lugar ideal para darse un chapuzón si el calor aprieta.
Este lugar, las cascadas de Toca, es uno de los más célebres y conocidos de la isla, por su belleza natural y las maravillosas piscinas naturales que forman las cataratas. Por eso, son una de las opciones más recomendables si queremos conocer la isla. Las cascadas de Toca están en el interior de una antigua plantación de caña de azúcar donde se dice que se inventó la producción de la famosa Cachaça, allá por el año 1937. Las tres cataratas de Toca, que forman el llamado “Parque de las Cascadas”, componen el entorno perfecto para disfrutar del sol, del agua y de las piscinas refrescantes. Una maravilla de la naturaleza.
¿Cómo llegar?
- Por carretera: a la isla se ha de llegar en un barco transbordador, en el que podremos cruzar el canal con nuestro vehículo. El trayecto no tarda más de 15 minutos. Una vez en Ilhabela, sólo hay una carretera principal, la SP-131 que atraviesa la isla por la parte oeste.
- En avión: para llegar en avión a Ilhabela, en realidad hay que hacerlo a alguno de los dos aeropuertos más cercanos, en Brasil. La primera opción es el Aeropuerto Internacional de Guarulhos, más conocido como Cumbica, en Sao Paulo, a 200 km. de Ilhabela. La segunda alternativa es el Aeropuerto de Sao José dos Campos, a 100 km. de la isla. Volemos al aeropuerto que volemos, después tendremos que llegar a la ciudad de Sao Sebastiao donde podremos tomar un barco hasta Ilhabela.
- En barco: para llegar a Ilhabela hay que tomar un barco desde Sao Sebastiao. Existen autobuses que llevan desde Sao Paulo hasta justo dónde se toma el transbordador, en Sao Sebastiao. Las llamadas balsas, o transbordadores, salen cada media hora durante todo el día, y trasladan también los automóviles (el precio es de unos 8 €).
- Transporte público y taxis: Ilhabela cuenta con un buen sistema de transporte público con varias líneas de ómnibus que llevan al norte y al sur de la isla (el billete cuesta alrededor de 0,75 €). En la parte norte de la isla, las carreteras no son más que caminos y, para acceder a las playas, hay que hacer muchos trayectos a pie.
Presentación
Ilhabela, que significa “Isla Bella”, es una isla de Brasil que se localiza en la costa norte en el estado de Sao Paulo, y un municipio dentro de la isla. También se la conoce con el nombre de Sao Sebastiao, o San Sebastián. Posee un paisaje montañoso y especial, aunque está repleta de encantos turísticos, entre los que destacan sus más de 40 bellísimas playas bañadas por el Océano Atlántico. Quizá por su maravillosa naturaleza, por su hermosa costa, Ilhabela atrae a una gran cantidad de turistas en temporada alta, que allí corresponde a los meses de diciembre, enero y febrero. El clima de la isla es de tipo tropical húmedo, cálido la mayor parte del año y con abundantes precipitaciones, sobre todo en verano. Una de las características que hacen famosa a la isla es que es el lugar idóneo para la práctica de deportes náuticos como la vela o el submarinismo.
La localidad de Ilhabela pertenece (de mayor a menor) à la región Sudeste y al estado São Paulo.
La localidad de Ilhabela tiene 28.176 habitantes (censo 2006). La altitud máxima es de 1.378 m, la altitud media es de 01.378 m.
El actual alcade de Ilhabela es Toninho Colucci.
El nombre español es Isla Bella.
El apodo de la localidad es "Ilhabela, Capital da Vela" y el lema de Ilhabela es "Ilhabela da Princesa". La localidad de Ilhabela fue fundada en 1805. La página web de Ilhabela es http://www.ilhabela.sp.gov.br
Visitas destacadas
Son, sin duda, el mayor atractivo de la isla, y la razón por la que miles de turistas llegan cada año a esta perdida isla brasileña, con el firme propósito de pasar las vacaciones de su vida. Y es que Ilhabela cuenta, nada menos, con más de 40 playas maravillosas, ya sean largos arenales interminables, o pequeñas calas recoletas. Una de las más destacadas es la playa de la Villa, en plena localidad de Ilhabela, lo que permite disfrutar de la playa sin alejarse del centro urbano, de sus tiendas y locales de ocio, restaurantes, conciertos, etc. La playa de Santa Teresa, muy bella aunque algo pequeña, se enclava muy cerca de la ciudad, como una pequeña joya. También está cerca la playa Viana, perfecta para pasar todo el día al borde del mar, ya que cuenta con restaurantes y puestos de bebidas. Pero una de las mejores de la isla, y la más larga con más de 1.500 metros, es la playa Castelhanos, en la zona este. Por sus grandes y espectaculares olas, es perfecta para practicar deportes como el surf. La playa de Armaçao es también una de las preferidas por aquellos que practican el windsurf, ya que cuando el viento sopla se convierte en un paraíso para los amantes de este deporte. Como Ponta da Canas que, aunque es una playa pequeña, es también muy apropiada para el surf y el windsurf, en especial si el viento sopla del este. Todas estas son solamente una pequeña muestra de las magníficas playas que posee la isla.
Además de las playas, la isla posee otros tesoros naturales, entre los que destaca el Parque Estatal de Ilhabela, establecido en el año 1977. Se trata de un frondoso espacio de bosque atlántico que posee una extensión impresionante (es una de las mayores áreas forestales del país). Nada menos que 27.025 hectáreas de terreno que conforman un hábitat en el que se combinan todo tipo de escenarios naturales. Además de bosques hay altas montañas, arroyos que serpentean y alimentan ríos y cascadas, islas, playas, etc. El Parque Estatal de Ilhabela es un auténtico refugio de vida silvestre, con una fauna y flora espectaculares. Allí se pueden encontrar un gran número de mamíferos peculiares como el mono capuchino, el tucán perico y un sinfín de aves autóctonas. De hecho, algunas especies sólo se pueden encontrar en este lugar. Pero eso no es todo lo que tiene que ofrecer el parque. También es un refugio para la cultura de la isla, la civilización caiçara. Se trata de comunidades de pescadores que poblaban la costa brasileña. A la hora de visitar el parque, si se hace en grupo es posible contar con la ayuda de un guía. El horario es de 9:00 a 16:30 h. Tel. de información: (012) 3896 2660.
Una de las actividades más especiales que pueden desarrollarse en Ilhabela es, sin duda, el senderismo. La naturaleza aquí es tan espectacular, que qué mejor manera de disfrutarla en todas sus dimensiones que paseando por ella, atravesando veredas, contemplando paisajes y descubriendo ríos y cascadas impresionantes. De hecho, hay en la isla una completa guía de rutas de turismo ecológico que nos permiten recorrer la isla de cabo a rabo. Hay que tener en cuenta que existen rutas de diferentes niveles de dificultad para todos los gustos y tipos de senderistas. Uno de los más especiales es el llamado Camino de Agua Branca, que comienza en el Camino de Castelhanos, y llega hasta los límites del Parque Estatal de Ilhabela. En el trayecto encontraremos bellas cascadas y piscinas naturales. En lo que se refiere a las cascadas de la isla, hay varias rutas de senderismo que conducen hasta bellos saltos de agua. Como el camino a la cascada Tres Tombos, bastante corto y muy fácil de recorrer, o la excursión que lleva, después de unas tres horas de caminata, a las cascadas de Cachoeiras do Couro do Boi y Friagem, en el norte de la isla.
La isla de Ilhabela es uno de los destinos estrella en Brasil para practicar el buceo. Su agreste costa, la gran cantidad de cavernas y grutas que posee, y el hecho de que existen en sus fondos marinos numerosos barcos hundidos, convierten la zona en un paraíso para los submarinistas. De hecho, son muchos los turistas que desean bucear en esta agua. Y, desde luego, llegan al lugar adecuado, ya que existen opciones para todos los gustos y niveles, dentro de este deporte acuático. Otra característica que hace del buceo una de las actividades más destacadas en Ilhabela es la gran transparencia de sus aguas, que permite a los buceadores contemplar los fondos marinos en toda su belleza, con su gran variedad de peces. Entre los mejores rincones de la isla para bucear destacan las Islas Galhetas, dos pequeñas islas que se localizan muy cerca de la costa este de Ilhabela, y que ofrecen un escenario perfecto, muy poco frecuentado, con profundidades que varían entre los 3 y los 15 metros y que, además, está lleno de cavernas en las que habitan un sinfín de peces de colores. Es un lugar perfecto para aquellos que se están iniciando en el buceo. También en la costa norte hay un lugar especial para bucear: la playa de Poço, con sus aguas tranquilas y claras.
Se dice que Ilhabela es la capital brasileña de la vela, dadas sus características, óptimas para la práctica de este deporte náutico. En el hecho de que la isla sea el lugar idóneo para la vela confluyen varias circunstancias. Para empezar, sus condiciones geográficas son muy adecuadas, con sus costas que se van recortando sobre el litoral. Después, el hecho de que el viento sople con fuerza es condición imprescindible para la navegación, aunque las temperaturas son cálidas todo el año, con lo que la experiencia resulta muy agradable. Si a ello le sumamos los preciosos paisajes que se divisan en estas costas, la isla de Ilhabela se convierte en un destino perfecto para los amantes de la vela. En el mes de julio se celebra en Ilhabela la Semana Internacional de Vela, un evento muy destacado en lo que a este deporte se refiere, que viene celebrándose desde el año 1973, y que atrae a muchísimas personas interesadas en él. De hecho, con más de 1.500 participantes, es la mayor competición de vela de América del Sur. Aunque las condiciones óptimas para la práctica de la vela se dan en la isla durante todo el año (fuerte viento, buenas temperaturas, etc.), hay que tener en cuenta que durante los meses de invierno las lluvias suelen ser abundantes, lo que puede ser un inconveniente.
De entre las más de 40 playas maravillosas que posee la isla de Ilhabela, destaca la de Jabaquara, localizada en la costa norte. El acceso a la misma ha de hacerse a pie, transitando por un camino lleno de vegetación pero, al llegar, uno se da cuenta de que el trayecto merece la pena. La playa tiene medio kilómetro de extensión y es uno de los rincones más pintorescos de la isla. Desde allí se puede hacer una de las rutas más especiales de la isla. Caminando por un sendero que continúa más allá de la playa de Jabaquara de forma paralela a la costa, se llega a la playa del Poço, o Saco do Poço, donde hay una cascada que cae justo en la propia arena de la playa, formando una laguna de agua dulce justo al lado del mar. Un elemento natural curioso donde los haya.
En la costa sur de la isla de Ilhabela también hay playas paradisíacas que merecen una visita. La más grande de todas las de esta zona, como su propio nombre indica, es Playa Grande, con unos 650 metros de longitud. Además de un paisaje muy especial, es una playa que está preparada para recibir a los turistas, ya que cuenta con algunas instalaciones como quioscos de bebidas y comidas, y algunas mesas y bancos. Muy cerca de Playa Grande se localiza la Playa do Curral, perfecta para la práctica de deportes náuticos como el windsurf o el buceo. Estas magníficas líneas de costa se ubican a unos 13 kilómetros desde la ciudad de Ilhabela. Si continuamos bajando hacia el sur, en el extremo más meridional de la isla encontramos la Playa Bonete. Rodeada de vegetación y de árboles, es un paraíso para los surfistas, dado su fuerte oleaje. Junto a esta playa se puede visitar una auténtica comunidad caiçara, que es el nombre que reciben los habitantes de este rincón de la costa de Brasil.
Una de las mejores excursiones que pueden hacerse desde la ciudad de Ilhabela es la que descubre algunas de las maravillosas cascadas que posee la isla, todo un paraíso de verdor y vegetación. Como la ruta a la Cascada de los Tres Tombos. Para llegar hasta ella hemos de alcanzar primero la Playa do Curral, en la parte sur de la isla. Sólo por su arena dorada y sus aguas cristalinas ya merece la pena el trayecto. Desde esta playa se continúa hacia la cascada, una de las 360 que posee la Isla. Este salto de agua, que se localiza en las proximidades de la playa de Feiticeira, es de los más bellos. En realidad, más que una cascada, son tres cataratas que componen un paisaje perfecto. Las piscinas naturales que se forman a sus pies son el lugar ideal para darse un chapuzón si el calor aprieta.
Este lugar, las cascadas de Toca, es uno de los más célebres y conocidos de la isla, por su belleza natural y las maravillosas piscinas naturales que forman las cataratas. Por eso, son una de las opciones más recomendables si queremos conocer la isla. Las cascadas de Toca están en el interior de una antigua plantación de caña de azúcar donde se dice que se inventó la producción de la famosa Cachaça, allá por el año 1937. Las tres cataratas de Toca, que forman el llamado “Parque de las Cascadas”, componen el entorno perfecto para disfrutar del sol, del agua y de las piscinas refrescantes. Una maravilla de la naturaleza.
¿Cómo llegar?
- Por carretera: a la isla se ha de llegar en un barco transbordador, en el que podremos cruzar el canal con nuestro vehículo. El trayecto no tarda más de 15 minutos. Una vez en Ilhabela, sólo hay una carretera principal, la SP-131 que atraviesa la isla por la parte oeste.
- En avión: para llegar en avión a Ilhabela, en realidad hay que hacerlo a alguno de los dos aeropuertos más cercanos, en Brasil. La primera opción es el Aeropuerto Internacional de Guarulhos, más conocido como Cumbica, en Sao Paulo, a 200 km. de Ilhabela. La segunda alternativa es el Aeropuerto de Sao José dos Campos, a 100 km. de la isla. Volemos al aeropuerto que volemos, después tendremos que llegar a la ciudad de Sao Sebastiao donde podremos tomar un barco hasta Ilhabela.
- En barco: para llegar a Ilhabela hay que tomar un barco desde Sao Sebastiao. Existen autobuses que llevan desde Sao Paulo hasta justo dónde se toma el transbordador, en Sao Sebastiao. Las llamadas balsas, o transbordadores, salen cada media hora durante todo el día, y trasladan también los automóviles (el precio es de unos 8 €).
- Transporte público y taxis: Ilhabela cuenta con un buen sistema de transporte público con varias líneas de ómnibus que llevan al norte y al sur de la isla (el billete cuesta alrededor de 0,75 €). En la parte norte de la isla, las carreteras no son más que caminos y, para acceder a las playas, hay que hacer muchos trayectos a pie.