Visitas destacadas
Museo Antropológico Padre Sebastián Englert
Este museo, el MAPSE, inaugurado en 1973 es la mayor colección de objetos y cultura Rapa Nui que existe. Fue fundado por el sacerdote Sebastián Englert y se encuentra muy cerca del centro de Hanga Roa, en la isla de Pascua. Su misión, a pesar de su lejanía geográfica, es mantener y difundir el legado de los habitantes de esta excepcional isla. Además de dibujos y objetos gráficos este museo conserva el único moai (grandes figuras talladas en piedra) femenino que se descubrió. En total unas 1.500 piezas que conforman el legado cultural de la isla. La visita al museo puede durar aproximadamente una hora. Suele haber exposiciones temporales también de las que le informan en los hoteles sin compromisos. Página web: www.museorapanui.cl Entrada: 00 pesos o USD. El tique, que sólo se vende en el museo, tiene una duración de un mes y se puede entrar las veces que desee en ese período de tiempo. Existen descuentos y entrada gratuita para determinados colectivos. Horario: de martes a viernes de 9:30 a 17:30. Sábados, domingos y festivos de 9:30 a 12:30. Los lunes está cerrado.
Santa María de Rapa Nui
En Hanga Roa existe una iglesia parroquial donde podemos encontrar a Santa María de Rapa Nui, considerada la patrona de la isla. Fue la primera imagen religiosa cristiana que hubo en la isla, aunque ahora hay más y es por esta razón por la que se la considera la Santa patrona de Rapa Nui. Fue tallada sobre madera de Tahití en 1970, con rasgos muy similares a los moais de la isla con respecto a postura y proporciones. Su rostro recuerda a Make-make que es la suprema divinidad de los pascuences. Los ojos de esta imagen están hechos con concha de pez y las pupilas de obsidiana, de forma que irradia todo su poder espiritual o mana sobre los habitantes de la isla. En su brazo izquierdo sostiene al niño Jesús y su corona está formada por conchas y la figura de un ave manutara (el hombre pájaro tan importante para la cultura Rapa Nui). Esta figura representa la mezcla de culturas entre los Rapa Nui y los cristianos que llegaron con posterioridad a la isla. Expresa también la sincronía y respeto entre ellas al igual que la posibilidad de permanecer ambas cogiendo un poquito de cada una sin perjudicar a ninguna. Un buen ejemplo de convivencia pacífica.
Moais, enigmáticas figuras de la isla
Estas enigmáticas figuras que adornan la Isla de Pascua, sin duda son lo que más turistas y científicos atraen. Cuando los Rapa Nui poblaban estas tierras utilizaban lugares ceremoniales compuestos por piedras en forma de tabla alargada que se llamaban Ahu. Era en este lugar donde se situaban los moais siempre de espaldas al mar y mirando hacia la aldea. La creencia era que estas figuras representaban a antepasados de la tribu que protegerían al pueblo de situaciones no deseadas. De este modo los Rapa Nui pasaban tanto tiempo esculpiendo sus moais que dejaron de lado otras labores tan importantes como la agricultura, por ejemplo. Así, de repente se vieron sin alimento y comenzaron las cruentas guerras que enfrentaron a diferentes tribus entre ellas. Hoy en día los moais están esparcidos por toda la isla, algunos fueron desplazados y de nuevo restaurados, con la ayuda de Japón, después de un maremoto que hubo en la isla que los desplazó cientos de metros. El ahu con mayor número de moais se encuentra cerca del volcán Rano Raraku y se trata del mayor altar ceremonial de toda la Polinesia.
Ahu Tongariki
Este altar ceremonial es sin lugar a dudas el más espectacular y grande de la isla, sin embargo, fue devastado por un maremoto que arrasó la isla. Algunos de los moais fueron arrastrados incluso 100 metros tierra a dentro. Dicen que las olas alcanzaron un tamaño de unos 10 metros. Gracias a convenios con Japón se pudieron restaurar los moais afectados. Las restauraciones duraron unos años y actualmente el moai más alto mide 14 metros, que es el único al que se le pudo poner el “pukao”, moño en forma de sombrero. El resto corrían riesgo de derrumbe si se intentaba poner el pukao. Así que de los 15 moais sólo uno lo lleva. Todos son diferentes, se pueden observar los rasgos característicos de cada uno de ellos, de rostros y cuerpos, dando a cada uno una apariencia distinta y única. Pero, no sólo esto podemos encontrar en Tongariki, también existen petroglifos que nos dan información de los pascuences y su cultura. Existen diferentes figuras típicas como la tortuga “honu”, peces “ika”, hombre pájaro “tangata manu” entre otros. Es imprescindible si se ha llegado hasta aquí observar uno de los más impresionantes atardeceres de todo el planeta. Con los moai dando la espalda al mar y el sol poniéndose a sus espaldas. Sin duda, algo espectacular.
Parque Nacional Rapa Nui
Este Parque ha sido gestionado por Conaf desde 1935 y fue declarado patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1966. Ocupa casi el 40% de la superficie de la isla y engloba numerosos centros ceremoniales, moais, cuevas, estructuras de villas. Vale la pena invertir un poco de dinero en un guía local para que nos vaya explicando todo el significado de lo que vamos viendo. Además de los restos arqueológicos también podemos disfrutar de su naturaleza y entre ella de sus volcanes. También es otra forma de conocer el parque, pero la parte sumergida, buceando. Este lugar es rico en arrecifes coralinos y posee una gran biodiversidad en sus aguas por lo que es una forma diferente de explorarlo. Es esencial respetar unas normas que encontrarás por todas partes en la isla en general. Está prohibido subirse a los ahu (centros ceremoniales) o tocar los moais (esculturas de piedra). Tampoco se pueden retirar o mover las rocas arqueológicas. Existen puntos de información de guardaparques en Orongo, Rano Raraku y Anakema. Como curiosidad el parque Nacional Rapa Nui y está hermanado y tiene convenios de colaboración con el parque Nacional del Teide.
Página web: www.conaf.cl
Teléfono: +56 32 100 236
Entrada: se cobra entrada en el pueblo ceremonial de Orongo que vale para toda la estancia en la isla.
Viaje a las cavernas
La isla de Pascua nació por una serie de erupciones volcánicas que dieron lugar a este pedazo de tierra. Es por esto que los ríos de lava dejaron de recuerdo un montón de canales subterráneos y cuevas. Visitar alguna de ellas puede ser una gran experiencia pero hay que ir acompañados por un isleño que haga de guía. Existe, por ejemplo, una al norte de Hanga Roa, la caverna de las dos ventanas que ofrece unas vistas sensacionales desde unas aberturas que realmente parecen ventanas, aunque para llegar hay que pasar un pequeño tramo un tanto angosto y claustrofóbico.
Orongo, en busca de Tangata Manu
Los jefes de cada linaje de la isla, después de las guerras tribales que sufrieron debían encontrar los huevos del hombre pájaro que se suponía estaban en los islotes cercanos a la aldea Orongo. Desde aquí se pueden divisar, al igual que los acantilados que debían descender para después nadar, a veces entre tiburones, para alcanzar el islote Moto Nui. Desde aquí regresar con el huevo intacto a Orongo y entregárselo al rey. El primero en realizar tamaña proeza se convertía en hombre pájaro y conseguía para su tribu privilegios especiales.
Anakena, la playa de la Isla de Pascua
Además de ser la única playa oficialmente apta para el baño en Rapa Nui, es un lugar de visita obligada si estás en la isla. A esta playa llegaron los primeros barcos de inmigración polinésica y es donde se asentaron los primeros habitantes. No sólo eso, esta playa es de esas que te dejan sin respiración. Con aguas transparentes y turquesas, arenas blancas y palmeras en la orilla que trajeron en los años 60 desde Tahití, esta playa es ideal para pasar un buen rato aunque sólo se pueda llegar en coche particular o taxi.
Rano Raraku, la cuna de los moais
Este volcán situado a 20 kilómetros de la capital es uno de los puntos turísticos más visitados y a la vez, más alejados de la isla. Este volcán era le elegido por los habitantes de la isla para tallar los moais. Gracias a que las rocas tenían menos dureza se podían tallar con mayor facilidad. Las tallaban con ayuda de la misma pared de la cantera y desde aquí después, las trasladaban a los centros ceremoniales. Tras la guerras se detuvo la cantera y allí quedaron numerosos moais que ahora yacen semi cubiertos por la vegetación y el paso del tiempo, esperando sólo las visitas de quienes se asoman para imaginar como serían acabados.
Redactor :
Marion Rouillot
