Visitas destacadas
Lo más interesante de la ciudad
Si se empieza por la plaza principal se puede ver la iglesia, el Museo Gustavo Le Paige y desde allí dirigirse a la zona comercial, la calle Caracoles, en la que también se concentra el mayor número de restaurantes y agencias de viajes.
El aspecto de San Pedro es el de una ciudad donde el tiempo se ha detenido, con sus casas de adobe y calles sin asfaltar, una atmósfera rural que sin embargo está tocada por el aire “mundano” que pone el turismo: cientos de visitantes, sobre todo europeos, han llegado hasta aquí hechizados por su encanto.
La Iglesia de San Pedro es unade las construcciones más destacadas. Declarada Monumento Nacional de Chile, es un precioso edificio encalado, de estilo andino, edificada en adobe con tres portadas de acceso en arco, que forman un patio interior. Data del siglo XVII, aunque posteriormente fue restaurada. El envigado está hecho de tablas atadas con cinta de cuero. Y la techumbre es de tablillas de cáctus cubiertas con barro y paja.
En cuanto al Museo arqueológico Gustavo Le Paige es una visita interesante y obligada. Cuenta con una colección de aproximadamente 380.000 piezas encontradas en el territorio atacameño, que corresponden al período desde los orígenes de la cultura de San Pedro hasta la llegada de los españoles. www.ucn.cl/museo
El Valle de la Luna
¿Adivinan cuál es el origen del nombre de este valle atacameño? El paisaje lunar: es como si se acabara de llegar a nuestro satélite sin salir de La Tierra. Situado a unos 17 kilómetros de San Pedro en dirección a Calama, está en la Cordillera de la Sal. El paisaje es árido, abrupto, arenoso… El silencio es absoluto, así como la escasez de humedad, flora y fauna, encontrándose solo algunos ejemplares de lagartija de Fabián. A pesar de ello, su belleza es impactante. Este maravilloso fenómeno natural se debe al encuentro del desierto de Atacama con la cordillera de Los Andes. El Valle de la Luna tiene lagos secos, cuya salinidad los cubre de un manto blanquecino; escarpes de todos colores: verdes, azules, rojos, amarillos. La variedad de tonalidades, la irregularidad del terreno, con anfiteatros, cañones, cráteres, crestas y elevaciones hace de este lugar uno de los más hermosos del planeta. Desde lo más alto de la Duna Mayor se obtendrá una magnífica panorámica. Mejor al atardecer, en el que los colores adquieren una maravillosa intensidad, o con luna llena. En 1982 fue declarado santuario de la naturaleza y es parte de la reserva nacional Los Flamencos.
Toconao y Salar de Atacama
Ubicado en el desierto de Atacama, el Salar es el depósito salino más grande de Chile. Es producto del afloramiento de aguas subterráneas que, saturadas de sales, se evaporan: su cubierta blanca y rugosa, manchada por el polvillo del desierto presenta un aspecto costroso de sal, que se ha abierto para dejar espacio a pequeñas lagunas donde se concentran gran cantidad de aves acuáticas, los más numerosos son los flamencos, taguas y guallatas. De todas sus lagunas, la más importante es la de Chaxa por los muchos ejemplares de flamencos que se pueden ver. Esta inmensa depresión sin salida de agua, recibe sin embargo las de los ríos y múltiples quebradas de la Cordillera de los Andes.
Para llegar hasta el Salar desde San Pedro, la carretera recorre un paisaje impresionante con los volcanes Licancabur y Lascar en el horizonte. Antes de llegar se pasa por el pueblo de Toconao. A casi 2.500 metros de altitud, está en un oasis con cultivos de frutales. Frente a su plaza se ubica la Iglesia y Campanario de San Lucas, declarados Monumento Nacional. Merece la pena hacer una parada en el camino para conocerlo.
Parque Geotérmico Geyser del Tatio
Este lugar “adornado” con grandes fumarolas parece estar sacado de una película de ciencia-ficción. Está a una altura de más de 4.000 metros, siendo el parque geotérmico más alto del planeta. Se trata de una placa solidificada del volcán Tatio, de la cual emergen unos 80 géiseres, ríos subterráneos de agua caliente. Las fumarolas de estos géiseres son producidas por las altas temperaturas de sus acuosos cráteres. El lugar está a 90 km de San Pedro de Atacama y conviene llegar durante la madrugada, antes de que salga el sol. A estas horas el espectáculo es prodigioso: la temperatura del agua es de 90º; al emerger a la superficie “choca” con las bajas temperaturas ambientales, que pueden ser de hasta -10ºC- y se condensa de inmediato provocando unas impresionantes columnas de vapor que superan los 6 metros de altura. Las fumarolas y los cráteres de barro candente, los colores que adquiere la naturaleza son indescriptibles. En la misma entrada al parque hay unas pozas para bañarse en agua caliente… Lo peor es salir después al exterior y aguantar el fuerte contraste térmico.
Termas de Puritama
A tan solo unos kilómetros de San Pedro, se encuentra un conjunto de ocho pozas de aguas termales (a 33,5 °C) que están nada menos que a 3.500 metros de altura. Se han producido por la aparición del río de aguas calientes Puritama y están enclavadas en un bello cañón montañoso en pleno Desierto de Atacama, algo insólito en un lugar tan seco e inhóspito. Este agua posee valor medicinal y terapéutico. En su composición destaca el cloro, sulfatos, magnesio, sodio potasio, litio, calcio y boro, magníficos minerales para estimular la circulación sanguínea, el aparato digestivo y el rejuvenecimiento de la piel. Son visitadas por numerosos turistas que no quieren dejar de beneficiarse de sus virtudes. Una de las terapias más populares en el pasado es la de los Nueve Días, en la que las personas se sumergían por nueve días en este lugar. El espacio está mínimamente intervenido para integrarlo en el paisaje. Pasarelas de madera conectan entre sí las ocho pozas y el lugar cuenta con una buena infraestructura. Las Termas de Puritama se encuentran a sólo 45 minutos en auto desde San Pedro de Atacama. Se accede por la ruta B-245 km, el mismo camino que lleva a los Géiser del Tatio. http://www.termasdepuritama.cl
La Aldea y Pukará de Quitor
Este complejo arqueológico preincaico, del siglo XII, está a 3 km de San Pedro de Atacama. Es uno de los poco lugares chilenos en los que quedan restos de la cultura incaica. Originalmente era un asentamiento atacameño debido al agua existente que permitía llevar trabajos agrícolas y ganaderos. Con la llegada de los incas en el período prehispánico pasó a ser un pueblo conquistado. Se construyó el camino del Inca y el pukará, antigua fortaleza que está en la colina de Quitor. La aldea, formada por construcciones de piedra de una cantera adyacente, está situada bajo la ladera y junto se ubican los terrenos agrícolas donde trabajaban los nativos, la zona más antigua del sitio que ocupa 2,5 hectáreas y es monumento nacional.
Lagunas Altiplanicas
Miscanti y Miñique, ubicadas a más de 4.000 metros sobre el nivel del mar, son maravillosos escenarios naturales y a los que es muy fácil acceder desde San Pedro. Las dos lagunas se formaron por el deshielo y el colorido del agua es de un increíble verde turquesa que contrasta con los marrones del paisaje. La flora y fauna de la zona también es un gran atractivo, con un poco de suerte se pueden ver vicuñas, zorros y flamencos. Para llegar desde San Pedro se pasa por localidades como Toconao y Machuca y se bordea el Salar de Atacama.
Ruinas de Tulor
Con más de 3.000 años de antigüedad, la aldea de Tulor está formada por casas y recintos circulares, los que por el efecto del viento se encuentran enterrados hasta no emerger más que un metro de altura. Fue habitada por una cultura de hábiles artesanos que desarrollaron la cerámica café y gris pulida típica de este período prehispánico de San Pedro de Atacama. Hoy se han recuperado una parte de las construcciones, que ahora pueden visitarse. Además, el sitio arqueológico cuenta con salas de exhibición e interpretación histórica, para conocer la flora y la fauna, así como aspectos prehistóricos e históricos recientes de la cultura atacameña.
El mejor lugar del mundo para ver las estrellas
… Y los cráteres de la luna, los anillos de Saturno, los cúmulos de estrellas, las galaxias… San Pedro de Atacama es una zona privilegiada para observar el cielo y sus astros. El turismo astronómico es una opción que se puede practicar a tan solo diez minutos del pueblo, en rutas guiadas en las que previamente se dará una explicación geográfica de la bóveda celeste bajo el desierto de Atacama. Si se quiere disfrutar con el espectáculo, hay agencias en la calle Caracoles que ofrecen este servicio y sirven un chocolate caliente para acompañar la aventura.
Redactor :
Marion Rouillot
