Presentación
La localidad de Kalampáka (normalmente conocida como Kalabaka o Kalábaka) se encuentra en Grecia, en la región de Tesalia. Es un municipio que cuenta con alrededor de 12.000 habitantes, famoso por encontrarse muy cerca de la región de Meteora, cuyas espectaculares rocas y antiguos monasterios son famosos a nivel mundial. Kalampáka pertenece a la prefectura de Trikala, cuya capital (de igual nombre) se encuentra a tan solo 22 kilómetros de la ciudad. Los orígenes de Kalampáka se remontan hasta prácticamente los inicios de la historia. En 1995 se encontró una tumba que se ha datado en el siglo XX antes de Cristo, lo que da fe de la antigüedad del enclave. La ciudad entera se erigió sobre las ruinas de la antigua Aigio o Aigion y ya aparece mencionada en el siglo X, cuando era conocida como Stagoi o Stagi (nombre que aún lleva su antigua iglesia). Su actual nombre significa “fortaleza fuerte” en turco, y sin duda es un lugar lleno de atractivos turísticos. Desde la cercana Meteora, un lugar único en el mundo, hasta la maravillosa Iglesia de la Asunción o el cercano pueblo de Kalastraki, Kalampáka es un lugar donde merece la pena perderse… Por lo menos una vez en la vida.
La localidad de Kalabaka pertenece (de mayor a menor) a la periferia Thessaly y a la prefectura Trikala.
La localidad de Kalabaka cubre 1.650,2 km², tiene 12.000 habitantes (censo 2011) y una densidad de 7,27 habitantes por km².
El nombre local de la localidad es Καλαμπάκα. El nombre inglés de la localidad es Kalabaka.
Visitas destacadas
La región de Meteora es probablemente una de las más famosas del interior de Grecia. Porque en este país no todo son yacimientos arqueológicos poblados de columnas y esculturas helénicas… Los veinticuatro monasterios bizantinos de Meteora, hacia los cuales Kalampáka es puerta de entrada y acceso general, son también un lugar increíble que ningún viajero curioso debería dejar de visitar. Edificados a partir del siglo XIV, los monasterios suman su belleza a la espectacularidad del paraje donde se alzan. Es una región montañosa salpicada de impresionantes formaciones rocosas, creadas por la erosión durante millones de años. El nombre de Meteora es un trasunto de esta peculiaridad: significa “en medio del cielo” o “suspendida en el aire”, y realmente parece que los monasterios están flotando sobre las rocas… La belleza y singularidad de este lugar ha hecho que la UNESCO lo haya calificado como Patrimonio de la Humanidad, y la región de Meteora-Antichassia ha sido declarada Zona Ecológica Natura 2000 por el gobierno griego. Precio de la entrada: algunos monasterios cobran alrededor de 2 euros por entrar.
Su bello nombre griego, Koimisis tis Theotokou, significa Asunción de la Virgen. Pero el origen de este magnífico templo bizantino, cuya primera construcción como basílica cristiana data del siglo X, es pagano: se alza sobre un antiguo templo que probablemente se edificó en honor del dios Apolo. Hoy día, las ruinas de esta construcción están indisolublemente unidas a la iglesia cristiana erigida en el siglo XVI, y que ha sido renovada en varias ocasiones (la última, en el siglo XVIII). La belleza de sus frescos es famosa en toda Grecia: algunos de ellos datan del siglo XII, especialmente los situados en el muro oriental de la construcción. A través de un agujero en el suelo también es posible vislumbrar un mosaico que data probablemente de los siglos V-VI. Y si nos hemos quedado con ganas de más, tras la iglesia hay un sendero que tras una hora de caminata nos conducirá al monasterio de Agia Triada, uno de los edificios más impresionantes de Meteora.
Una de las enormes rocas que dominan esta región, conocida como Agia (“grande”), separa a Kalampáka del pueblo de Kastraki. Entre ambas localidades hay solo unos dos kilómetros, unidas por un camino que también conduce a la zona de los monasterios. Seguir este recorrido a la sombra de las gigantescas formaciones rocosas es todo un placer, que se ve culminado con la llegada al bello pueblo de Kastraki. Su nombre significa “pequeño castillo”, y visto desde lejos asemeja a un nido de águila escondido entre grandes picos. Pintoresco y tradicional, este lugar permitirá al viajero disfrutar del auténtico corazón de la Grecia central. El pueblo ha sido cuidadosamente preservado para evitar la aparición de edificaciones no tradicionales, o de tamaño excesivamente grande: hoy día en Kastraki las casas son pequeñas, de piedra y con tejados de arcilla. En la actualidad el lugar está calificado como “zona bajo protección tradicional” por el gobierno griego, y merece la pena conocerlo: la belleza de sus casas floridas, el carácter de sus habitantes y su espectacular entorno natural son razones más que suficientes para planificar una visita.
La Grecia central es una región muy montañosa, con carreteras sinuosas y complicadas que conducen a parajes de ensueño. En las cercanías de Kalampáka, el puente de Sarakina recuerda los tiempos en los que sus habitantes construyeron estructuras pétreas para salvar accidentes geográficos como el Río Penios, que discurre al sur de la localidad. El puente data del siglo XVI y todavía está en uso, aunque ha sido objeto de muchas reconstrucciones a lo largo de los siglos. La estructura original tenía seis ojos, de los cuales sobreviven cuatro.
Una buena forma de conocer la región montañosa cercana a Kalampáka es recorrer la carretera panorámica que circula por la cordillera de Pindos, al oeste de la ciudad. Es la única ruta que comunica Epiros con Tesalia, y con el resto de la Grecia norteña. Se recomienda hacer el recorrido con precaución, preferiblemente en verano: en invierno es habitual la presencia de nieve y de niebla, que hacen de la ruta un trayecto peligroso.
Grecia es la cuna de la civilización occidental, pero también es un país que fue testigo de los primeros pasos del hombre sobre la faz de la tierra. Lugares como la Cueva de Theopetra, situada a unos 4 kilómetros de Meteora, dan fe de este hecho. Se trata de un yacimiento arqueológico único: en él se ha encontrado la estructura más antigua construida por el ser humano, un muro de piedra con más de 23.000 años a sus espaldas. Se cree que los primeros habitantes de este lugar se establecieron en él hace más de 130.000 años.
La cueva tiene una superficie interior de unos 500 metros cuadrados: es una gigantesca cámara de forma más o menos rectangular, con una enorme entrada de 17 metros de ancho y tres de altura. Esta cavidad fue habitada de forma intermitente desde entonces hasta el año 1955, por lo que los hallazgos que ha proporcionado son todo un relato sobre la historia de la Humanidad.
La capital de la prefectura de Trikala es la ciudad del mismo nombre, ubicada a unos 22 kilometros de Kalampáka. Construida sobre las ruinas de la antigua ciudad de Trikki, Trikala se alza junto al río Lithaios, cuyo nombre significa “río del olvido”. Un paseo por las orillas de este evocador curso de agua nos permitirá conocer los diez puentes que lo cruzan. Pero hay más cosas que hacer y que ver en Trikala: visitar su fortaleza Justiniana, hoy convertida en área de recreo; o admirar el reloj del siglo XVII, icono de la ciudad…
Si además de empaparnos de cultura y antigüedad nos apetece disfrutar de una actividad en plena naturaleza, podemos dirigirnos al Lago Plastiras, situado a unos 70 kilómetros de Kalampáka. Tras un recorrido de poco más de una hora en coche, este lago artificial aparecerá ante nosotros. Perteneciente a la Reserva Natural del río Tavropos, el lago (en realidad, un embalse) fue construido por iniciativa del político griego Nikolaos Plastiras, cuyo nombre recibió a modo de homenaje. Este paisaje de alta montaña es un enclave muy popular en Grecia, y no es de extrañar: el Lago Plastiras es uno de los más altos de toda Europa.
Para conocer de primera mano el corazón montañoso del país, nada mejor que recorrer durante unos días la ruta que une Meteora con la localidad de Metsovo. La carretera comienza en Trikala, pero sin duda el tramo que une ambas localidades es el más bello. En él es posible admirar las montañas más impresionantes, como los picos de Lakmos y de Kakarditsa, y contemplar las fieras aguas del río Aspropotamos (río blanco), afluente del Aheloos. Magníficos bosques, pequeños pueblos y rincones secretos esperarán a los viajeros que se animen a recorrer la ruta.
Gran parte de la ruta antes mencionada atraviesa la región de Aspropotamos, situada al nordeste de la prefectura de Trikala. Aspropotamos se encuentra a 57 kilómetros de Kalampáka y está formada por varios pueblos: Haliki, Anthousa, Katafyto, Polythea, Milia, Krania, Stefani, Agia Paraskevi y Kalliroi. Las iglesias de estos lugares son famosas en toda Grecia: en cada pueblo hay por lo menos tres templos, siendo Haliki el que más tiene con un total de ocho iglesias. La arquitectura religiosa de esta zona es única en el mundo. Algunas de las iglesias de Aspropotamos tienen más de 400 años de antigüedad.
¿Cómo llegar?
Por carretera: Desde Atenas parte una autopista, la E75, que llega a la localidad de Lamia. A partir de este lugar hay que coger la carretera nacional que une Lamia y Trikala. El recorrido total se extiende a lo largo de 375 kilómetros; completarlo ocupa alrededor de cuatro horas y media.
En avión: El aeropuerto de Grecia más cercano a Kalampáka es el Aeropuerto Nacional Volos (http://www.volosairport.gr/en/), ubicado en el centro del país, cerca de Nea Anchialos. Desde este lugar hay una carretera que llega a Meteora, tras un trayecto de unas dos horas de duración.
En tren: Es posible llegar desde Atenas a Kalampáka en tren. Partiendo de la estación de Larissis en la capital griega, hay un servicio directo de ferrocarril entre ambas localidades. El precio ronda los 20 euros y el viaje dura alrededor de cuatro horas y media. Para comprar los billetes se puede entrar en la página web http://www.trainose.gr/en.
En autobús: Desde Atenas hay un servicio de autobuses de KTEL que llega hasta Meteora. Salen de la Terminal B, situada en la calle Liossion, desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche. Más información: http://ktel-trikala.gr/?module=default&pages_id=14&lang=en.
Presentación
La localidad de Kalampáka (normalmente conocida como Kalabaka o Kalábaka) se encuentra en Grecia, en la región de Tesalia. Es un municipio que cuenta con alrededor de 12.000 habitantes, famoso por encontrarse muy cerca de la región de Meteora, cuyas espectaculares rocas y antiguos monasterios son famosos a nivel mundial. Kalampáka pertenece a la prefectura de Trikala, cuya capital (de igual nombre) se encuentra a tan solo 22 kilómetros de la ciudad. Los orígenes de Kalampáka se remontan hasta prácticamente los inicios de la historia. En 1995 se encontró una tumba que se ha datado en el siglo XX antes de Cristo, lo que da fe de la antigüedad del enclave. La ciudad entera se erigió sobre las ruinas de la antigua Aigio o Aigion y ya aparece mencionada en el siglo X, cuando era conocida como Stagoi o Stagi (nombre que aún lleva su antigua iglesia). Su actual nombre significa “fortaleza fuerte” en turco, y sin duda es un lugar lleno de atractivos turísticos. Desde la cercana Meteora, un lugar único en el mundo, hasta la maravillosa Iglesia de la Asunción o el cercano pueblo de Kalastraki, Kalampáka es un lugar donde merece la pena perderse… Por lo menos una vez en la vida.
La localidad de Kalabaka pertenece (de mayor a menor) a la periferia Thessaly y a la prefectura Trikala.
La localidad de Kalabaka cubre 1.650,2 km², tiene 12.000 habitantes (censo 2011) y una densidad de 7,27 habitantes por km².
El nombre local de la localidad es Καλαμπάκα. El nombre inglés de la localidad es Kalabaka.
Visitas destacadas
La región de Meteora es probablemente una de las más famosas del interior de Grecia. Porque en este país no todo son yacimientos arqueológicos poblados de columnas y esculturas helénicas… Los veinticuatro monasterios bizantinos de Meteora, hacia los cuales Kalampáka es puerta de entrada y acceso general, son también un lugar increíble que ningún viajero curioso debería dejar de visitar. Edificados a partir del siglo XIV, los monasterios suman su belleza a la espectacularidad del paraje donde se alzan. Es una región montañosa salpicada de impresionantes formaciones rocosas, creadas por la erosión durante millones de años. El nombre de Meteora es un trasunto de esta peculiaridad: significa “en medio del cielo” o “suspendida en el aire”, y realmente parece que los monasterios están flotando sobre las rocas… La belleza y singularidad de este lugar ha hecho que la UNESCO lo haya calificado como Patrimonio de la Humanidad, y la región de Meteora-Antichassia ha sido declarada Zona Ecológica Natura 2000 por el gobierno griego. Precio de la entrada: algunos monasterios cobran alrededor de 2 euros por entrar.
Su bello nombre griego, Koimisis tis Theotokou, significa Asunción de la Virgen. Pero el origen de este magnífico templo bizantino, cuya primera construcción como basílica cristiana data del siglo X, es pagano: se alza sobre un antiguo templo que probablemente se edificó en honor del dios Apolo. Hoy día, las ruinas de esta construcción están indisolublemente unidas a la iglesia cristiana erigida en el siglo XVI, y que ha sido renovada en varias ocasiones (la última, en el siglo XVIII). La belleza de sus frescos es famosa en toda Grecia: algunos de ellos datan del siglo XII, especialmente los situados en el muro oriental de la construcción. A través de un agujero en el suelo también es posible vislumbrar un mosaico que data probablemente de los siglos V-VI. Y si nos hemos quedado con ganas de más, tras la iglesia hay un sendero que tras una hora de caminata nos conducirá al monasterio de Agia Triada, uno de los edificios más impresionantes de Meteora.
Una de las enormes rocas que dominan esta región, conocida como Agia (“grande”), separa a Kalampáka del pueblo de Kastraki. Entre ambas localidades hay solo unos dos kilómetros, unidas por un camino que también conduce a la zona de los monasterios. Seguir este recorrido a la sombra de las gigantescas formaciones rocosas es todo un placer, que se ve culminado con la llegada al bello pueblo de Kastraki. Su nombre significa “pequeño castillo”, y visto desde lejos asemeja a un nido de águila escondido entre grandes picos. Pintoresco y tradicional, este lugar permitirá al viajero disfrutar del auténtico corazón de la Grecia central. El pueblo ha sido cuidadosamente preservado para evitar la aparición de edificaciones no tradicionales, o de tamaño excesivamente grande: hoy día en Kastraki las casas son pequeñas, de piedra y con tejados de arcilla. En la actualidad el lugar está calificado como “zona bajo protección tradicional” por el gobierno griego, y merece la pena conocerlo: la belleza de sus casas floridas, el carácter de sus habitantes y su espectacular entorno natural son razones más que suficientes para planificar una visita.
La Grecia central es una región muy montañosa, con carreteras sinuosas y complicadas que conducen a parajes de ensueño. En las cercanías de Kalampáka, el puente de Sarakina recuerda los tiempos en los que sus habitantes construyeron estructuras pétreas para salvar accidentes geográficos como el Río Penios, que discurre al sur de la localidad. El puente data del siglo XVI y todavía está en uso, aunque ha sido objeto de muchas reconstrucciones a lo largo de los siglos. La estructura original tenía seis ojos, de los cuales sobreviven cuatro.
Una buena forma de conocer la región montañosa cercana a Kalampáka es recorrer la carretera panorámica que circula por la cordillera de Pindos, al oeste de la ciudad. Es la única ruta que comunica Epiros con Tesalia, y con el resto de la Grecia norteña. Se recomienda hacer el recorrido con precaución, preferiblemente en verano: en invierno es habitual la presencia de nieve y de niebla, que hacen de la ruta un trayecto peligroso.
Grecia es la cuna de la civilización occidental, pero también es un país que fue testigo de los primeros pasos del hombre sobre la faz de la tierra. Lugares como la Cueva de Theopetra, situada a unos 4 kilómetros de Meteora, dan fe de este hecho. Se trata de un yacimiento arqueológico único: en él se ha encontrado la estructura más antigua construida por el ser humano, un muro de piedra con más de 23.000 años a sus espaldas. Se cree que los primeros habitantes de este lugar se establecieron en él hace más de 130.000 años.
La cueva tiene una superficie interior de unos 500 metros cuadrados: es una gigantesca cámara de forma más o menos rectangular, con una enorme entrada de 17 metros de ancho y tres de altura. Esta cavidad fue habitada de forma intermitente desde entonces hasta el año 1955, por lo que los hallazgos que ha proporcionado son todo un relato sobre la historia de la Humanidad.
La capital de la prefectura de Trikala es la ciudad del mismo nombre, ubicada a unos 22 kilometros de Kalampáka. Construida sobre las ruinas de la antigua ciudad de Trikki, Trikala se alza junto al río Lithaios, cuyo nombre significa “río del olvido”. Un paseo por las orillas de este evocador curso de agua nos permitirá conocer los diez puentes que lo cruzan. Pero hay más cosas que hacer y que ver en Trikala: visitar su fortaleza Justiniana, hoy convertida en área de recreo; o admirar el reloj del siglo XVII, icono de la ciudad…
Si además de empaparnos de cultura y antigüedad nos apetece disfrutar de una actividad en plena naturaleza, podemos dirigirnos al Lago Plastiras, situado a unos 70 kilómetros de Kalampáka. Tras un recorrido de poco más de una hora en coche, este lago artificial aparecerá ante nosotros. Perteneciente a la Reserva Natural del río Tavropos, el lago (en realidad, un embalse) fue construido por iniciativa del político griego Nikolaos Plastiras, cuyo nombre recibió a modo de homenaje. Este paisaje de alta montaña es un enclave muy popular en Grecia, y no es de extrañar: el Lago Plastiras es uno de los más altos de toda Europa.
Para conocer de primera mano el corazón montañoso del país, nada mejor que recorrer durante unos días la ruta que une Meteora con la localidad de Metsovo. La carretera comienza en Trikala, pero sin duda el tramo que une ambas localidades es el más bello. En él es posible admirar las montañas más impresionantes, como los picos de Lakmos y de Kakarditsa, y contemplar las fieras aguas del río Aspropotamos (río blanco), afluente del Aheloos. Magníficos bosques, pequeños pueblos y rincones secretos esperarán a los viajeros que se animen a recorrer la ruta.
Gran parte de la ruta antes mencionada atraviesa la región de Aspropotamos, situada al nordeste de la prefectura de Trikala. Aspropotamos se encuentra a 57 kilómetros de Kalampáka y está formada por varios pueblos: Haliki, Anthousa, Katafyto, Polythea, Milia, Krania, Stefani, Agia Paraskevi y Kalliroi. Las iglesias de estos lugares son famosas en toda Grecia: en cada pueblo hay por lo menos tres templos, siendo Haliki el que más tiene con un total de ocho iglesias. La arquitectura religiosa de esta zona es única en el mundo. Algunas de las iglesias de Aspropotamos tienen más de 400 años de antigüedad.
¿Cómo llegar?
Por carretera: Desde Atenas parte una autopista, la E75, que llega a la localidad de Lamia. A partir de este lugar hay que coger la carretera nacional que une Lamia y Trikala. El recorrido total se extiende a lo largo de 375 kilómetros; completarlo ocupa alrededor de cuatro horas y media.
En avión: El aeropuerto de Grecia más cercano a Kalampáka es el Aeropuerto Nacional Volos (http://www.volosairport.gr/en/), ubicado en el centro del país, cerca de Nea Anchialos. Desde este lugar hay una carretera que llega a Meteora, tras un trayecto de unas dos horas de duración.
En tren: Es posible llegar desde Atenas a Kalampáka en tren. Partiendo de la estación de Larissis en la capital griega, hay un servicio directo de ferrocarril entre ambas localidades. El precio ronda los 20 euros y el viaje dura alrededor de cuatro horas y media. Para comprar los billetes se puede entrar en la página web http://www.trainose.gr/en.
En autobús: Desde Atenas hay un servicio de autobuses de KTEL que llega hasta Meteora. Salen de la Terminal B, situada en la calle Liossion, desde las 7 de la mañana hasta las 9 de la noche. Más información: http://ktel-trikala.gr/?module=default&pages_id=14&lang=en.