Presentación
Eger es una de las ciudades más turísticas de Hungría y una de las de que reúne mayor belleza. Con 56.4294 habitantes censados en 2011, pertenece a la región de Észak-Magyarország y al condado de Heves respectivamente, del que es centro administrativo. Este valle al norte del país, entre las montañas de Matra y Bükk, es una conocida zona vitivinícola que produce excelentes caldos. Sus vinos le han dado fama dentro y fuera de sus fronteras, pero la ciudad en sí misma es digna de elogio. Su casco histórico reúne un magnífico conjunto monumental perfectamente conservado, cuyo legendario castillo es lo más destacable. Además, sus populares baños termales y el ambiente animado y cosmopolita que se respira en las calles, llenas de cafés con terrazas al aire libre, hacen imposible sustraerse a su encanto.
La localidad de Eger pertenece (de mayor a menor) a la región Észak-Magyarország y al condado Heves.
La localidad de Eger tiene 56.429 habitantes (censo 2011). La altitud máxima es de 180 m.
El actual alcade de Eger es László Habis.
El nombre español es Eger.
La página web de Eger es http://www.eger.hu
Visitas destacadas
La historia de Eger se remonta al siglo X, cuando se fundó en la ciudad la primera sede episcopal, hecho que supuso un florecimiento cultural durante los siglos venideros gracias a la ingente labor de los obispos renacentistas, que auspiciaron la construcción de muchos de los importantes edificios de la urbe. A partir del XVI comienza una época de grandes turbulencias. En 1522, el ejército turco invade Eger rodeando el castillo y librando un duro asalto en el que hay un desigual equilibrio de fuerzas: cincuenta mil soldados turcos frente a las exiguas tropas de la ciudad, que protegieron la fortaleza y a los habitantes resguardados dentro de sus murallas. La ofensiva duró cuarenta días en los que el capitán István Dobó juró resistir el asedio y obligó a los turcos a retirarse. Considerado uno de los héroes nacionales, a él está dedicada la plaza principal de Eger. Ocupado el castillo definitivamente en 1596, la ciudad pasó a manos otomanas durante 90 años, convirtiéndose en un importante centro del imperio. Un esbelto minarete es el ejemplo más representativo de un Eger que en aquel tiempo se llenó de mezquitas y de baños públicos.
Una caminata por el casco antiguo invita a recrearse con su brillante pasado. La plaza István Dobó es una magnífica antesala del castillo y centro neurálgico de las distintas rutas turísticas. También constituye una estampa perfecta del bello estilo barroco de su centro histórico. Porque si de su pasado turco casi nada queda en la ciudad actual, sus edificios barrocos, construidos alrededor de 1700, son la muestra más palpable de un “segundo renacimiento” y configuran la imagen presente de un legado arquitectónico elegante y refinado. De este estilo son el Palacio Episcopal, la Catedral, el Liceo (hoy Universidad Eszterházy) y el ayuntamiento de Eger. Posteriormente, la ciudad volvió a recobrar la sede arzobispal y a detentar la posición religiosa y cultural que había poseído, una herencia que puede reconocerse al cruzar las calles empedradas. La mayoría de los turistas permanecen en Eger solo unas horas, pero para conocer en profundidad este rincón húngaro y sus alrededores es recomendable dedicarle al menos dos días, pues sus numerosos monumentos y museos exige el tiempo suficiente para una visita relajada. Un buen consejo es calzarse zapatos cómodos y recorrerlo a pie.
Símbolo por antonomasia de la resistencia heróica de los habitantes de Eger, el castillo fue construido después de la invasión de los tártaros en el siglo XIII, ocupando el lugar en el que el rey Esteban I, primer monarca cristiano, construyó una catedral románica (reconstruida en el periodo gótico) y fundó la sede arzobispal. Hoy día este edificio es monumento histórico y un museo que aloja distintas exposiciones permanentes. Entre ellas, el Dobó István Vármúzeum, donde se puede conocer la historia del propio edificio. La sala de los héroes, es una exposición en honor a los defensores del castillo en 1552. Los pasillos subterráneos (Kazamaták) muestran su bodegas y su sistema de desagües. En el jardín se pueden visitar las ruinas de la antigua catedral románica y gótica. Además, el conjunto cuenta con una pequeña pinacoteca con obras de pintores del siglo XVI al XIX, una exposición de la antigua prisión, en la que se muestran instumentos de ejecución y tortura , así como el Panoptikum o museo de cera.
Impresionante, es el adjetivo que más se ajusta a la hora de definir la Egri Bazilika. San Juan fue ordenada construir por el arzobispo János Pyker, enterrado en la parte de central de la cripta. Cinco años (de 1831 a 1836) se tardó en levantar el templo diseñado por József Hild, cuya longitud es de 93 metros y con una cúpula de 18 metros de diámetro adornada con frescos. Semejantes dimensiones le otorgan el “título” de ser la segunda catedral más grande del país, aunque una de sus más preciadas joyas, el magnífico órgano, ostenta el primer puesto en el ranking, en lo que a tamaño se refiere. Escuchar el sonido de este gigantesco instrumento es posible si se acude a los conciertos ofrecidos en el templo desde mayo a octubre. Frente a San Juan, el Liceo, de estilo barroco, es otro de los edificios de obligada visita. Posee una de las bibliotecas más destacadas en Hungría, y entre los volúmenes que atesora se encuentra el primer libro impreso en el país. En la torre del Liceo se encuentra el Museo de Astronomía Húngaro.
La línea del cielo de Eger dibuja un perfil dominado por torres, las de más de veinte iglesias diseminadas por toda la ciudad que delatan su importante pasado como centro religioso.
A destacar, la Iglesia Minorita de San Antonio y la Iglesia de San Nicolás (ortodoxa serbia). La primera es un edificio emblemático de Eger y una de las creaciones más bonitas del barroco en Hungría. Está situada en la Plaza Dobó. Todos los días a las 11, 15 y 18 horas se pueden escuchar el toque de campanas. En la iglesia de San Nicolás es digno de mención el bello retablo de madera dorada del altar mayor. En cuanto al Palacio Episcopal, guarda 250 años de la inestimable historia de los arzobispos de la ciudad de Eger. El Kisrepost y Palacio de Nagyrepost, la iglesia barroca de los franciscanos y uno de los edificios más antiguos de Eger, la Buttler House, completan una visita con valores arquitectónicos importantes. Esta útlima, construida el siglo XVIII, también es famosa por salir reflejada en una de las novelas de Kálmán Mikszáth.
No hay que dejar de visitar el minarete de Eger. Es el situado más al norte de toda Europa y uno de los pocos recuerdos que quedan de los años de ocupación de los turcos. Las vistas son inmejorables, una vez se hayan salvado los 97 peldaños de una empinada escalera de caracol. El gusto por los spas y los balnearios lo ha herededa Eger de sus ocupantes turcos. El primer edificio del baño fue construido por ellos a principios del silgo XVII, el Valide Sultana, que con varias salas, piscinas y servicio terapeútico sigue funcionando frente a la entrada del castillo.
El cultivo de la vid y la elaboración de excelentes caldos le ha dado a Eger y a las regiones vecinas reconocimiento mundial. El vino más famoso, Egri Bikavér (sangre de los toro) tiene el origen de su nombre en la leyenda que cuenta cómo los héroes de Eger que defendían el castillo de los turcos bebían este vino. La sorprendente fuerza que les daba hacía pensar a los atacantes que, en realidad, se trataba de sangre de toro. Para degustar el Bikavér y sus variedades se organiza un festival en el mes de julio.
Inaugurado en 1932, el centro termal de Eger es una las mejores estaciones termales de Hungría. Está a pocos minutos del centro de la ciudad y cuenta con siete piscinas y distintos tipos de aguas medicinales a elevadas temperaturas, para tratar una variedad de afecciones. También hay una gran piscina cubierta, en la que practicar natación en invierno y en verano. Las instalaciones recreativas acuáticas y la gran zona deportiva convierten este lugar de ocio en un espacio muy indicado para que niños y mayores descansen después de un "duro día de turismo".
Ése es el sugerente nombre del valle Szépasszony, una red de más de 100 bodegas ubicadas debajo y en los alrededores de la ciudad, a las que se puede llegar en treinta minutos de caminata. En las bodegas del Valle de la bella mujer los vinos son almacenados a temperatura constante de 10-15 grados centígrados todo el año, por lo que conservan intactas sus cualidades a lo largo del tiempo. Un laberinto dedicado al vino, donde se puede degustar la infinita variedad de la tierra a un precio excelente... y volverse mucho más contento al hotel.
¿Cómo llegar?
En avión: El aeropuerto más cercano es el de Budapest (www.bud.hu). Está a 138 km. Desde allí hasta Eger por carretera se tarde unos 125 minutos. Se puede ir en tren, bús o alquilar un vehículo privado.
En tren: Desde Budapest hay tres estaciones de ferrocarril internacionales y una extensa y moderna red ferroviaria que conecta la capital con las ciudades más importantes. Información: www.elvira.hu. Para turistas que quieren explorar distintas zonas de Hungría existe el billete InterRail Hungary Pass (www.interrail.eu). En autobús: Desde la estación de Népliget, en Budapest, salen autobuses con destinos internacionales y también para el resto de ciudades húngaras. Información: www.volanbusz.hu
Presentación
Eger es una de las ciudades más turísticas de Hungría y una de las de que reúne mayor belleza. Con 56.4294 habitantes censados en 2011, pertenece a la región de Észak-Magyarország y al condado de Heves respectivamente, del que es centro administrativo. Este valle al norte del país, entre las montañas de Matra y Bükk, es una conocida zona vitivinícola que produce excelentes caldos. Sus vinos le han dado fama dentro y fuera de sus fronteras, pero la ciudad en sí misma es digna de elogio. Su casco histórico reúne un magnífico conjunto monumental perfectamente conservado, cuyo legendario castillo es lo más destacable. Además, sus populares baños termales y el ambiente animado y cosmopolita que se respira en las calles, llenas de cafés con terrazas al aire libre, hacen imposible sustraerse a su encanto.
La localidad de Eger pertenece (de mayor a menor) a la región Észak-Magyarország y al condado Heves.
La localidad de Eger tiene 56.429 habitantes (censo 2011). La altitud máxima es de 180 m.
El actual alcade de Eger es László Habis.
El nombre español es Eger.
La página web de Eger es http://www.eger.hu
Visitas destacadas
La historia de Eger se remonta al siglo X, cuando se fundó en la ciudad la primera sede episcopal, hecho que supuso un florecimiento cultural durante los siglos venideros gracias a la ingente labor de los obispos renacentistas, que auspiciaron la construcción de muchos de los importantes edificios de la urbe. A partir del XVI comienza una época de grandes turbulencias. En 1522, el ejército turco invade Eger rodeando el castillo y librando un duro asalto en el que hay un desigual equilibrio de fuerzas: cincuenta mil soldados turcos frente a las exiguas tropas de la ciudad, que protegieron la fortaleza y a los habitantes resguardados dentro de sus murallas. La ofensiva duró cuarenta días en los que el capitán István Dobó juró resistir el asedio y obligó a los turcos a retirarse. Considerado uno de los héroes nacionales, a él está dedicada la plaza principal de Eger. Ocupado el castillo definitivamente en 1596, la ciudad pasó a manos otomanas durante 90 años, convirtiéndose en un importante centro del imperio. Un esbelto minarete es el ejemplo más representativo de un Eger que en aquel tiempo se llenó de mezquitas y de baños públicos.
Una caminata por el casco antiguo invita a recrearse con su brillante pasado. La plaza István Dobó es una magnífica antesala del castillo y centro neurálgico de las distintas rutas turísticas. También constituye una estampa perfecta del bello estilo barroco de su centro histórico. Porque si de su pasado turco casi nada queda en la ciudad actual, sus edificios barrocos, construidos alrededor de 1700, son la muestra más palpable de un “segundo renacimiento” y configuran la imagen presente de un legado arquitectónico elegante y refinado. De este estilo son el Palacio Episcopal, la Catedral, el Liceo (hoy Universidad Eszterházy) y el ayuntamiento de Eger. Posteriormente, la ciudad volvió a recobrar la sede arzobispal y a detentar la posición religiosa y cultural que había poseído, una herencia que puede reconocerse al cruzar las calles empedradas. La mayoría de los turistas permanecen en Eger solo unas horas, pero para conocer en profundidad este rincón húngaro y sus alrededores es recomendable dedicarle al menos dos días, pues sus numerosos monumentos y museos exige el tiempo suficiente para una visita relajada. Un buen consejo es calzarse zapatos cómodos y recorrerlo a pie.
Símbolo por antonomasia de la resistencia heróica de los habitantes de Eger, el castillo fue construido después de la invasión de los tártaros en el siglo XIII, ocupando el lugar en el que el rey Esteban I, primer monarca cristiano, construyó una catedral románica (reconstruida en el periodo gótico) y fundó la sede arzobispal. Hoy día este edificio es monumento histórico y un museo que aloja distintas exposiciones permanentes. Entre ellas, el Dobó István Vármúzeum, donde se puede conocer la historia del propio edificio. La sala de los héroes, es una exposición en honor a los defensores del castillo en 1552. Los pasillos subterráneos (Kazamaták) muestran su bodegas y su sistema de desagües. En el jardín se pueden visitar las ruinas de la antigua catedral románica y gótica. Además, el conjunto cuenta con una pequeña pinacoteca con obras de pintores del siglo XVI al XIX, una exposición de la antigua prisión, en la que se muestran instumentos de ejecución y tortura , así como el Panoptikum o museo de cera.
Impresionante, es el adjetivo que más se ajusta a la hora de definir la Egri Bazilika. San Juan fue ordenada construir por el arzobispo János Pyker, enterrado en la parte de central de la cripta. Cinco años (de 1831 a 1836) se tardó en levantar el templo diseñado por József Hild, cuya longitud es de 93 metros y con una cúpula de 18 metros de diámetro adornada con frescos. Semejantes dimensiones le otorgan el “título” de ser la segunda catedral más grande del país, aunque una de sus más preciadas joyas, el magnífico órgano, ostenta el primer puesto en el ranking, en lo que a tamaño se refiere. Escuchar el sonido de este gigantesco instrumento es posible si se acude a los conciertos ofrecidos en el templo desde mayo a octubre. Frente a San Juan, el Liceo, de estilo barroco, es otro de los edificios de obligada visita. Posee una de las bibliotecas más destacadas en Hungría, y entre los volúmenes que atesora se encuentra el primer libro impreso en el país. En la torre del Liceo se encuentra el Museo de Astronomía Húngaro.
La línea del cielo de Eger dibuja un perfil dominado por torres, las de más de veinte iglesias diseminadas por toda la ciudad que delatan su importante pasado como centro religioso.
A destacar, la Iglesia Minorita de San Antonio y la Iglesia de San Nicolás (ortodoxa serbia). La primera es un edificio emblemático de Eger y una de las creaciones más bonitas del barroco en Hungría. Está situada en la Plaza Dobó. Todos los días a las 11, 15 y 18 horas se pueden escuchar el toque de campanas. En la iglesia de San Nicolás es digno de mención el bello retablo de madera dorada del altar mayor. En cuanto al Palacio Episcopal, guarda 250 años de la inestimable historia de los arzobispos de la ciudad de Eger. El Kisrepost y Palacio de Nagyrepost, la iglesia barroca de los franciscanos y uno de los edificios más antiguos de Eger, la Buttler House, completan una visita con valores arquitectónicos importantes. Esta útlima, construida el siglo XVIII, también es famosa por salir reflejada en una de las novelas de Kálmán Mikszáth.
No hay que dejar de visitar el minarete de Eger. Es el situado más al norte de toda Europa y uno de los pocos recuerdos que quedan de los años de ocupación de los turcos. Las vistas son inmejorables, una vez se hayan salvado los 97 peldaños de una empinada escalera de caracol. El gusto por los spas y los balnearios lo ha herededa Eger de sus ocupantes turcos. El primer edificio del baño fue construido por ellos a principios del silgo XVII, el Valide Sultana, que con varias salas, piscinas y servicio terapeútico sigue funcionando frente a la entrada del castillo.
El cultivo de la vid y la elaboración de excelentes caldos le ha dado a Eger y a las regiones vecinas reconocimiento mundial. El vino más famoso, Egri Bikavér (sangre de los toro) tiene el origen de su nombre en la leyenda que cuenta cómo los héroes de Eger que defendían el castillo de los turcos bebían este vino. La sorprendente fuerza que les daba hacía pensar a los atacantes que, en realidad, se trataba de sangre de toro. Para degustar el Bikavér y sus variedades se organiza un festival en el mes de julio.
Inaugurado en 1932, el centro termal de Eger es una las mejores estaciones termales de Hungría. Está a pocos minutos del centro de la ciudad y cuenta con siete piscinas y distintos tipos de aguas medicinales a elevadas temperaturas, para tratar una variedad de afecciones. También hay una gran piscina cubierta, en la que practicar natación en invierno y en verano. Las instalaciones recreativas acuáticas y la gran zona deportiva convierten este lugar de ocio en un espacio muy indicado para que niños y mayores descansen después de un "duro día de turismo".
Ése es el sugerente nombre del valle Szépasszony, una red de más de 100 bodegas ubicadas debajo y en los alrededores de la ciudad, a las que se puede llegar en treinta minutos de caminata. En las bodegas del Valle de la bella mujer los vinos son almacenados a temperatura constante de 10-15 grados centígrados todo el año, por lo que conservan intactas sus cualidades a lo largo del tiempo. Un laberinto dedicado al vino, donde se puede degustar la infinita variedad de la tierra a un precio excelente... y volverse mucho más contento al hotel.
¿Cómo llegar?
En avión: El aeropuerto más cercano es el de Budapest (www.bud.hu). Está a 138 km. Desde allí hasta Eger por carretera se tarde unos 125 minutos. Se puede ir en tren, bús o alquilar un vehículo privado.
En tren: Desde Budapest hay tres estaciones de ferrocarril internacionales y una extensa y moderna red ferroviaria que conecta la capital con las ciudades más importantes. Información: www.elvira.hu. Para turistas que quieren explorar distintas zonas de Hungría existe el billete InterRail Hungary Pass (www.interrail.eu). En autobús: Desde la estación de Népliget, en Budapest, salen autobuses con destinos internacionales y también para el resto de ciudades húngaras. Información: www.volanbusz.hu