Presentación
Con más de 3.000 años de antigüedad, Jerusalén es un destino fascinante por muchas razones. Este crisol de culturas, lenguas y tradiciones atesora un rico acervo espiritual y es considerada una ciudad santa por tres de las religiones monoteístas más importantes: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. La población actual es de unos 800.000 habitantes (según el censo de 2012), de los que el 64% son judíos y el 36% árabes. En menor número, cristianos y otros grupos comparten una superficie de 125,1 km2. El epicentro de Jerusalén es la Ciudad Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981. Sus rincones respiran la historia de siglos, de disputas encarnizadas y de pactos, de fuerte contraste entre tradición y modernidad, pero sobre todo de vida. Por todo ello Jerusalén es una ciudad que impacta y enamora. No hay mayor emoción que sumergirse en su pasado.
La localidad de Jerusalem pertenece (de mayor a menor) al distrito Jerusalem.
La localidad de Jerusalem tiene 801.000 habitantes (censo 2012). La altitud media es de 754 m.
El actual alcade de Jerusalem es Nir Barkat.
El gentilicio para los habitantes de Jerusalem es Jerusalemite. El nombre inglés de la localidad es Jerusalem.
El apodo de la localidad es "Ir ha-Kodesh". La página web de Jerusalem es http://www.jerusalem.muni.il
Visitas destacadas
Una visita al corazón histórico de Jerusalén es como retroceder en el tiempo. Situada en la zona este, la Ciudad Vieja está rodeada por una muralla con ocho puertas, una de cuales -la Puerta Dorada- se encuentra sellada. De las siete restantes, las más destacables son la puerta de Jaffo, que también es la mejor conectada con las principales vías de comunicación de la ciudad, la de Damasco, la de los Leones y la de Sión. Estos cuatro accesos apuntan a los cuatro puntos cardinales, además de ser las entradas a los distintos barrios de la Ciudad Vieja. Desde tiempos remotos estuvo dividida en zonas, pero a partir del siglo XIX se establecieron cuatro partes bien diferenciadas, que son las que se conservan en la actualidad: el barrio armenio, el barrio cristiano, el barrio judío y el barrio musulmán. Protagonista de los episodios más significativos de la Historia Antigua, la concentración de edificios religiosos es impresionante, pero lo fundamental es que aquí están los lugares sagrados más importantes para los musulmanes, los judíos y los cristianos. Entre ellos: el Monte del Templo, la Cúpula de la Roca, la Mezquita de Al-Aqsa, el Muro de las Lamentaciones y el Santo Sepulcro.
Localizado en el sureste de la Ciudad Vieja, alberga el lugar sagrado por antonomasia para los judíos: el Muro de las Lamentaciones. Es lo que queda del Segundo Templo, mandado construir por Herodes I sobre el que se dice fue el antiguo templo de Salomón. Tiene una longitud de 480 metros y distintas secciones, la principal es la Occidental. Ante él se concentran fieles, peregrinos y visitantes de todo el mundo para rezar e introducir sus oraciones escritas a mano entre las hileras de piedra, formando los papeles un mosaico de preces de colores. El Muro de las Lamentaciones es también el centro de reunión en el sabbat y principales fiestas religiosas. Otro lugar que merece una visita en el barrio judío es El Cardo. Se trata de una antigua vía flanqueada por columnas, edificada en el siglo V por los bizantinos según modelo urbanístico romano. En esta calle se encuentra el Museo del Último Día.
Al este del barrio se sitúa el Monte del Templo o gran Explanada de las Mezquitas, que comparte con el barrio musulmán. En cuanto a las numerosas sinagogas, destaca la de la plaza central de Hurva y la más antigua, la de Maimónides, en la que todavía se realizan servicios religiosos.
Muchos de los lugares por los que pasó Jesucristo, recogidos en el Nuevo Testamento, se encuentran en esta zona de la Ciudad Vieja. Un barrio con gran concentración de templos y edificios religiosos, entre los que sobresale la Iglesia del Santo Sepulcro. Es aquí donde, según la creencia cristiana, Jesús pasó sus últimas horas, fue crucificado y enterrado. Construido en el años 326 DC, este santuario se halla bajo la custodia de diversas confesiones cristianas: armenios, coptos, ortodoxos, anglicanos, católicos... cada uno de estos grupos tiene asignado un espacio y unas capillas, que han decorado según sus costumbres, lo que le da al templo un estilo ecléctico bastante curioso. Dignas de mención son también la Iglesia Luterana del Cristo Redentor, la Iglesia de San Juan Bautista, el Monasterio Griego, o el Deir al-Sultán. La vía Dolorosa figura asimismo en la lista de visitas aconsejables. Marca el itinerario que siguió Cristo con la cruz antes de su muerte. Da comienzo en el barrio musulmán, en la Puerta de los Leone,s y acaba en la Iglesia del Santo Sepulcro, junto a la que también se encuentra la Mezquita de Omar.
En Jerusalén está el tercer lugar santo para los musulmanes, después de la Meca y Medina: la Explanada de las Mezquitas (también conocida como el Monte del Templo) donde se encuentra la Cúpula de la Roca y la mezquita Al-Aqsa. La Cúpula de la Roca fue construida entre los años 687 y 691 por Abd al-Malik. Su nombre procede de la piedra sobre la que fue edificada, aquella desde la cual, según los textos sagrados, Mahoma ascendió al trono de Alá. Y el mismo lugar en el que Abraham ofreció en sacrificio a su hijo. Bellísimo ejemplo de arte persa y bizantino, su gran cúpula dorada sostenida por una base decorada con delicados mosaicos se divisa desde cualquier punto de la ciudad. No hay que perderse tampoco la Iglesia de Santa Ana, de estilo medieval y donde se dice que nació la Virgen María, la Capilla de la Flagelación y el Arco Ecce Homo, uno de los monumentos más conocidos de la Ciudad Vieja. Las piscinas de Betehsda, construidas como parte del sistema de abastecimiento de agua y después utilizadas como piscinas medicinales, también están en esta zona.
Los primeros armenios que se instalaron en Jerusalén lo hicieron por razones religiosas en el siglo IV. En la actualidad es la comunidad más pequeña de las cuatro en que se divide la Ciudad Vieja y el barrio de menor tamaño. Sin embargo, no es por ello menos impresionante. Cuenta con joyas arquitectónicas únicas, como la Catedral del Apóstol Santiago, el Monasterio de San Marcos, o la Ciudadela y la torre de David. La Catedral de Santiago es un templo sorprendente, un edificio con una bóveda magestuosa y un interior iluminado por cientos de lámparas de aceite colgadas del techo. Por las tardes se puede acudir a los servicios religiosos para conocer la liturgia armenia, cuya solemnidad no deja indiferente. En este templo se halla una reliquia de excepción: según la tradición, aquí reposa la cabeza de Santiago, mientras que el cuerpo del apóstol está en Compostela. La Ciudadela o Torre de David es otro de los iconos de Jerusalén. Se encuentra en la fortaleza medieval y está junto a la puerta de Jaffa. Construida durante el siglo II AC, formaba parte de las estructuras defensivas de la ciudad. El interior acoge el Museo de la Historia de Jerusalén.
Un verdadero placer para los sentidos es perderse en el laberinto de callejuelas que forman la Ciudad Vieja y descubrir el color, los olores, la vida en movimiento. El barrio judío es el más elegante y el que reúne mayores muestras del paso de los romanos por la ciudad. En el cristiano es imprescindible darse un paseo por El Muristan, conjunto de calles con bares, restaurantes y tiendas de recuerdos. Pero, sin duda, el barrio musulmán es el más animado y bullicioso, con su zoco en el que todo se compra, vente... y regatea. Si a ras de suelo la Ciudad Vieja es un hervidero de vida, la panorámica desde los tejados acrecenta esta sensación. Se puede subir hasta el más conocido, el del Hospicio Austriaco. en el límite del barrio cristiano con el musulmán. El espectáculo en hora punta es indescriptible.
Ya fuera de la Ciudad Vieja, se puede llegar a este monte bíblico en taxi, en autobús o contratar una de las muchas visitas guiadas que ofrecen las agencias turísticas de Jerusalén. Lugar de culto para las tres religiones, reúne iglesias tan interesantes como la de Dominus Flevit, Pater Noster, la iglesia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena, o la Basílica de las Naciones (también conocida como de Getsemaní) rodeada del agradable jardín del mismo nombre. La Iglesia de la Asunción es un singular lugar subterráneo al que se llega tras descender más de cuarenta escalones.
Desde el barrio armenio se puede salir por la puerta de Zión hasta el monte homónimo para visitar la tumba del Rey David, a la que los judíos acuden en peregrinación. En su punto más alto está erigida la Iglesia de la Dormición y muy próxima Abadía del Cenáculo, donde Jesucristo celebró su última cena. Para disfrutar de unas vistas espectaculares de todo el valle del Kidrón, de la Ciudad Vieja y del Monte de los Olivos hay que acercarse hasta la iglesia de San Pedro Gallicantu, construida en 1931.
Este parque arqueológico reúne importantes restos de la que fue gran ciudadela de la dinastía de reyes de Judá. El recorrido comienza con una observación de las ruinas y los últimos hallazgos arqueológicos, desciende por el Pozo de Warren y continúa bajo tierra por el arroyo de Gihon, que fluye por la parte baja de la ciudad y antiguamente la abastecía de agua. Algo más abajo están los restos de una torre, y quizás lo más destacado de la visita es la cisterna de Siloé, una magnífica obra de ingeniería de 533 metros de longitud.
¿Cómo llegar?
En avión: Para llegar a Jerusalén hay que volar hasta la capital israelita de Tel Aviv. Al aeropuerto Ben Gurion (www.iaa.gov.il) vuelan diariamente numerosas compañías aéreas internacionales.
Desde aquí será necesario tomar un autobús (la estación central está situada en Jaffa Road), un taxi, o un sherut (taxi compartido). El trayecto dura algo más de una hora.
En Jerusalén, la Ciudad Vieja se recorre a pie, ya que las distancias son muy cortas.
Los recorridos más largos por la zona occidental se pueden hacer cómodamente en tranvias o trenes ligeros: http://jet.gov.il.
El autobús, además de disponer de una extensa red urbana, conecta Jerusalén con las distintas ciudades del país. Gestiona dicho transporte la empresa Egged.
Más información:www.egged.co.il
Presentación
Con más de 3.000 años de antigüedad, Jerusalén es un destino fascinante por muchas razones. Este crisol de culturas, lenguas y tradiciones atesora un rico acervo espiritual y es considerada una ciudad santa por tres de las religiones monoteístas más importantes: el judaísmo, el cristianismo y el Islam. La población actual es de unos 800.000 habitantes (según el censo de 2012), de los que el 64% son judíos y el 36% árabes. En menor número, cristianos y otros grupos comparten una superficie de 125,1 km2. El epicentro de Jerusalén es la Ciudad Vieja, declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1981. Sus rincones respiran la historia de siglos, de disputas encarnizadas y de pactos, de fuerte contraste entre tradición y modernidad, pero sobre todo de vida. Por todo ello Jerusalén es una ciudad que impacta y enamora. No hay mayor emoción que sumergirse en su pasado.
La localidad de Jerusalem pertenece (de mayor a menor) al distrito Jerusalem.
La localidad de Jerusalem tiene 801.000 habitantes (censo 2012). La altitud media es de 754 m.
El actual alcade de Jerusalem es Nir Barkat.
El gentilicio para los habitantes de Jerusalem es Jerusalemite. El nombre inglés de la localidad es Jerusalem.
El apodo de la localidad es "Ir ha-Kodesh". La página web de Jerusalem es http://www.jerusalem.muni.il
Visitas destacadas
Una visita al corazón histórico de Jerusalén es como retroceder en el tiempo. Situada en la zona este, la Ciudad Vieja está rodeada por una muralla con ocho puertas, una de cuales -la Puerta Dorada- se encuentra sellada. De las siete restantes, las más destacables son la puerta de Jaffo, que también es la mejor conectada con las principales vías de comunicación de la ciudad, la de Damasco, la de los Leones y la de Sión. Estos cuatro accesos apuntan a los cuatro puntos cardinales, además de ser las entradas a los distintos barrios de la Ciudad Vieja. Desde tiempos remotos estuvo dividida en zonas, pero a partir del siglo XIX se establecieron cuatro partes bien diferenciadas, que son las que se conservan en la actualidad: el barrio armenio, el barrio cristiano, el barrio judío y el barrio musulmán. Protagonista de los episodios más significativos de la Historia Antigua, la concentración de edificios religiosos es impresionante, pero lo fundamental es que aquí están los lugares sagrados más importantes para los musulmanes, los judíos y los cristianos. Entre ellos: el Monte del Templo, la Cúpula de la Roca, la Mezquita de Al-Aqsa, el Muro de las Lamentaciones y el Santo Sepulcro.
Localizado en el sureste de la Ciudad Vieja, alberga el lugar sagrado por antonomasia para los judíos: el Muro de las Lamentaciones. Es lo que queda del Segundo Templo, mandado construir por Herodes I sobre el que se dice fue el antiguo templo de Salomón. Tiene una longitud de 480 metros y distintas secciones, la principal es la Occidental. Ante él se concentran fieles, peregrinos y visitantes de todo el mundo para rezar e introducir sus oraciones escritas a mano entre las hileras de piedra, formando los papeles un mosaico de preces de colores. El Muro de las Lamentaciones es también el centro de reunión en el sabbat y principales fiestas religiosas. Otro lugar que merece una visita en el barrio judío es El Cardo. Se trata de una antigua vía flanqueada por columnas, edificada en el siglo V por los bizantinos según modelo urbanístico romano. En esta calle se encuentra el Museo del Último Día.
Al este del barrio se sitúa el Monte del Templo o gran Explanada de las Mezquitas, que comparte con el barrio musulmán. En cuanto a las numerosas sinagogas, destaca la de la plaza central de Hurva y la más antigua, la de Maimónides, en la que todavía se realizan servicios religiosos.
Muchos de los lugares por los que pasó Jesucristo, recogidos en el Nuevo Testamento, se encuentran en esta zona de la Ciudad Vieja. Un barrio con gran concentración de templos y edificios religiosos, entre los que sobresale la Iglesia del Santo Sepulcro. Es aquí donde, según la creencia cristiana, Jesús pasó sus últimas horas, fue crucificado y enterrado. Construido en el años 326 DC, este santuario se halla bajo la custodia de diversas confesiones cristianas: armenios, coptos, ortodoxos, anglicanos, católicos... cada uno de estos grupos tiene asignado un espacio y unas capillas, que han decorado según sus costumbres, lo que le da al templo un estilo ecléctico bastante curioso. Dignas de mención son también la Iglesia Luterana del Cristo Redentor, la Iglesia de San Juan Bautista, el Monasterio Griego, o el Deir al-Sultán. La vía Dolorosa figura asimismo en la lista de visitas aconsejables. Marca el itinerario que siguió Cristo con la cruz antes de su muerte. Da comienzo en el barrio musulmán, en la Puerta de los Leone,s y acaba en la Iglesia del Santo Sepulcro, junto a la que también se encuentra la Mezquita de Omar.
En Jerusalén está el tercer lugar santo para los musulmanes, después de la Meca y Medina: la Explanada de las Mezquitas (también conocida como el Monte del Templo) donde se encuentra la Cúpula de la Roca y la mezquita Al-Aqsa. La Cúpula de la Roca fue construida entre los años 687 y 691 por Abd al-Malik. Su nombre procede de la piedra sobre la que fue edificada, aquella desde la cual, según los textos sagrados, Mahoma ascendió al trono de Alá. Y el mismo lugar en el que Abraham ofreció en sacrificio a su hijo. Bellísimo ejemplo de arte persa y bizantino, su gran cúpula dorada sostenida por una base decorada con delicados mosaicos se divisa desde cualquier punto de la ciudad. No hay que perderse tampoco la Iglesia de Santa Ana, de estilo medieval y donde se dice que nació la Virgen María, la Capilla de la Flagelación y el Arco Ecce Homo, uno de los monumentos más conocidos de la Ciudad Vieja. Las piscinas de Betehsda, construidas como parte del sistema de abastecimiento de agua y después utilizadas como piscinas medicinales, también están en esta zona.
Los primeros armenios que se instalaron en Jerusalén lo hicieron por razones religiosas en el siglo IV. En la actualidad es la comunidad más pequeña de las cuatro en que se divide la Ciudad Vieja y el barrio de menor tamaño. Sin embargo, no es por ello menos impresionante. Cuenta con joyas arquitectónicas únicas, como la Catedral del Apóstol Santiago, el Monasterio de San Marcos, o la Ciudadela y la torre de David. La Catedral de Santiago es un templo sorprendente, un edificio con una bóveda magestuosa y un interior iluminado por cientos de lámparas de aceite colgadas del techo. Por las tardes se puede acudir a los servicios religiosos para conocer la liturgia armenia, cuya solemnidad no deja indiferente. En este templo se halla una reliquia de excepción: según la tradición, aquí reposa la cabeza de Santiago, mientras que el cuerpo del apóstol está en Compostela. La Ciudadela o Torre de David es otro de los iconos de Jerusalén. Se encuentra en la fortaleza medieval y está junto a la puerta de Jaffa. Construida durante el siglo II AC, formaba parte de las estructuras defensivas de la ciudad. El interior acoge el Museo de la Historia de Jerusalén.
Un verdadero placer para los sentidos es perderse en el laberinto de callejuelas que forman la Ciudad Vieja y descubrir el color, los olores, la vida en movimiento. El barrio judío es el más elegante y el que reúne mayores muestras del paso de los romanos por la ciudad. En el cristiano es imprescindible darse un paseo por El Muristan, conjunto de calles con bares, restaurantes y tiendas de recuerdos. Pero, sin duda, el barrio musulmán es el más animado y bullicioso, con su zoco en el que todo se compra, vente... y regatea. Si a ras de suelo la Ciudad Vieja es un hervidero de vida, la panorámica desde los tejados acrecenta esta sensación. Se puede subir hasta el más conocido, el del Hospicio Austriaco. en el límite del barrio cristiano con el musulmán. El espectáculo en hora punta es indescriptible.
Ya fuera de la Ciudad Vieja, se puede llegar a este monte bíblico en taxi, en autobús o contratar una de las muchas visitas guiadas que ofrecen las agencias turísticas de Jerusalén. Lugar de culto para las tres religiones, reúne iglesias tan interesantes como la de Dominus Flevit, Pater Noster, la iglesia ortodoxa rusa de Santa María Magdalena, o la Basílica de las Naciones (también conocida como de Getsemaní) rodeada del agradable jardín del mismo nombre. La Iglesia de la Asunción es un singular lugar subterráneo al que se llega tras descender más de cuarenta escalones.
Desde el barrio armenio se puede salir por la puerta de Zión hasta el monte homónimo para visitar la tumba del Rey David, a la que los judíos acuden en peregrinación. En su punto más alto está erigida la Iglesia de la Dormición y muy próxima Abadía del Cenáculo, donde Jesucristo celebró su última cena. Para disfrutar de unas vistas espectaculares de todo el valle del Kidrón, de la Ciudad Vieja y del Monte de los Olivos hay que acercarse hasta la iglesia de San Pedro Gallicantu, construida en 1931.
Este parque arqueológico reúne importantes restos de la que fue gran ciudadela de la dinastía de reyes de Judá. El recorrido comienza con una observación de las ruinas y los últimos hallazgos arqueológicos, desciende por el Pozo de Warren y continúa bajo tierra por el arroyo de Gihon, que fluye por la parte baja de la ciudad y antiguamente la abastecía de agua. Algo más abajo están los restos de una torre, y quizás lo más destacado de la visita es la cisterna de Siloé, una magnífica obra de ingeniería de 533 metros de longitud.
¿Cómo llegar?
En avión: Para llegar a Jerusalén hay que volar hasta la capital israelita de Tel Aviv. Al aeropuerto Ben Gurion (www.iaa.gov.il) vuelan diariamente numerosas compañías aéreas internacionales.
Desde aquí será necesario tomar un autobús (la estación central está situada en Jaffa Road), un taxi, o un sherut (taxi compartido). El trayecto dura algo más de una hora.
En Jerusalén, la Ciudad Vieja se recorre a pie, ya que las distancias son muy cortas.
Los recorridos más largos por la zona occidental se pueden hacer cómodamente en tranvias o trenes ligeros: http://jet.gov.il.
El autobús, además de disponer de una extensa red urbana, conecta Jerusalén con las distintas ciudades del país. Gestiona dicho transporte la empresa Egged.
Más información:www.egged.co.il