Presentación
De todas las ciudades de Italia, Trieste es la gran olvidada por el turismo. No tiene la fama ni el reconocimiento de enclaves como Roma o Venecia y, sin embargo, guarda tesoros maravillosos dignos de descubrir. Está situada al noreste de Italia, a orillas del mar Adriático, en la región de Friuli Venecia Giulia, y es la ciudad fronteriza por excelencia, ya que limita con Eslovenia y está cerca de Austria. Hace unos años, en el 2010, se contabilizaban en 205.593 los habitantes de Trieste. En la ciudad se disfruta de un clima suave casi todo el año, con bastantes días de sol, pero cuando sopla la bora (un viento muy característico de la ciudad que puede alcanzar los 180 km/h) la cosa cambia. Con un marcado carácter centroeuropeo que aún pervive, Trieste fue, en tiempos de la dominación austro-húngara, un centro influyente de la política, el arte y la cultura. Hoy es una ciudad perfecta para perderse unos días y disfrutar de su encanto señorial, de su bella arquitectura y del legado que las distintas culturas dejaron allí.
La localidad de Trieste pertenece (de mayor a menor) a la región Friuli-Venezia Giulia, a la provincia Trieste y al distrito Trieste.
La localidad de Trieste cubre 84,49 km², tiene 205.535 habitantes (censo 2011) y una densidad de 2.432,65 habitantes por km². La altitud mínima es de 2 m, la altitud máxima es de 2 m, la altitud media es de 2 m.
El actual alcade de Trieste es Roberto Cosolini para el período 2011-.
El gentilicio para los habitantes de Trieste es triestini. El nombre francés de la localidad es Trieste, el nombre inglés de la localidad es Trieste.
El Patrón de la localidad de Trieste es Juste de Trieste. La página web de Trieste es http://www.comune.trieste.it
Visitas destacadas
Elegante y señorial. Así es la plaza de la Unità d’Italia, la más grande e importante de la ciudad, definida por el estilo neoclásico y vienés que le confieren los magníficos palacios que la rodean, y dotada de unas sugerentes vistas al mar, al que se asoma. Se trata de una plaza de grandes dimensiones y forma rectangular, rodeada en tres de sus lados por elegantes palacios. Entre los edificios de interés que la componen está el espléndido Palacio de Gobierno, con su balconada revestida de mosaicos de cristal de Murano; la Casa Stratti, en la que se encuentra el histórico Caffé degli Specchi (Café de los Espejos), uno de los más célebres de la ciudad; el edificio del Ayuntamiento de Trieste, que fue proyectado en 1877 por Giuseppe Bruni con una bonita torre del reloj; el Palacio de Lloyd, construido entre 1880 y 1883 para la empresa austro-húngara Lloyd y que hoy alberga la sede del gobierno regional; y el Palacio Pitteri, de estilo barroco y el más antiguo de la plaza, diseñado por Uldarico Moro en 1780. En la Plaza de la Unidad Italiana se celebran en muchas ocasiones conciertos, espectáculos y otros eventos. En una de las calles laterales está la Oficina de Turismo de Trieste (email: info@triestetourism.it).
Es, sin duda, una de las visitas obligadas en Trieste. La Catedral de San Justo, que data del siglo XIV, surgió como resultado de la unión entre la iglesia románica de San Justo y la iglesia de la Asunción de la Virgen. Se localiza en la parte más antigua e histórica de la ciudad, dominándola sobre una elevación del terreno. La subida a esta colina de San Justo se puede hacer a pie, por unas escaleras que parten desde varios puntos de la ciudad. Destaca la fachada de la catedral que, aunque austera en esencia, hace gala de un magnífico rosetón gótico que llama poderosamente la atención. En el interior del edificio, sorprende especialmente el ábside decorado con mosaicos. La catedral tiene una magnífica torre campanario, a la que se puede subir para admirar las vistas. Junto a la basílica está el Castillo de San Justo, desde el que también se disfrutan de magníficas panorámicas de Trieste. Tiene una forma irregular un tanto extraña, fruto de las diversas modificaciones y ampliaciones que ha ido sufriendo con el paso de los siglos. En la fortaleza se puede visitar la armería, el lapidario y el museo en el que se realizan continuamente interesantes exposiciones.
A los pies de la colina de San Justo, muy cerca, el turista se encuentra con otro lugar que merece la pena visitar: el Teatro Romano de Trieste, uno de los legados más importantes que los romanos dejaron en la ciudad. Está localizado en pleno centro, en el límite del casco antiguo, aunque cuando el teatro fue construido esta zona estaba fuera de las murallas de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo I d.C., aunque no fue descubierto hasta el siglo XX, cuando unas excavaciones en la zona lo rescataron del olvido. Quizá por este motivo su estado de conservación es realmente bueno. Algunas inscripciones que se hallaron entonces parecen indicar que fue construido por mandato de Trieste Quinto Petronio Modesto, fiscal del emperador Trajano. Estas inscripciones se guardan hoy en el lapidario del Castillo de San Justo. Los romanos proyectaron el teatro aprovechando la pendiente natural del terreno y, aunque no es una construcción de tamaño descomunal, tiene una capacidad máxima de 6.000 espectadores. En la actualidad suelen representarse allí espectáculos teatrales y musicales al aire libre durante los meses de verano.
Es uno de los lugares que no se pueden dejar de visitar en Trieste. El Canal Grande discurre por el centro de la ciudad, como una prolongación del puerto, y viene a desembocar en la Plaza de San Antonio Nuevo, donde está la iglesia del mismo nombre con su fachada neoclásica. Fue construido en el siglo XVIII, concretamente entre 1754 y 1756, por el veneciano Matteo Pirona, con la finalidad de abrir una vía de entrada a los barcos hasta el centro de la ciudad para que descargasen allí sus mercancías. Hoy en día la parte final del canal está cerrada y solamente pueden pasar pequeñas barcas. El último tramo del Gran Canal se enterró en 1934, momento en el que se construyó la actual plaza de San Antonio Nuevo. Dos puentes atraviesan el Canal Grande en su recorrido para conectar ambas márgenes. Uno de ellos, el Puente Rojo data del año 1756 y se sitúa más o menos en la mitad del canal. Es un puente de madera, que se construyó nada más terminarse las obras del canal, y que fue el único puente existente durante cerca de un siglo. Se reconstruyó en 1832, utilizándose ya el hierro como material. El otro puente del Canal Grande es el Puente Verde, que se encuentra en su primer tramo, justo entrada del mar. Es de hierro y se construyó en 1858. Ambos puentes han sido reconstruidos o sustituidos en varias ocasiones.
Este blanco palacio rodeado por un frondoso parque y con vistas al mar fue un regalo de amor del archiduque Maximiliano de Habsburgo a su esposa, Carlota de Bélgica. Construido al más puro estilo romántico entre 1856 y 1860, hoy es uno de los lugares más visitados. Pero no sólo son turistas los que llegan hasta allí. También son muchos los triestinos que también deciden acercarse los fines de semana al parque anexo para pasar el día en contacto con la naturaleza. La visita al interior del castillo permite conocer lo que fueron los apartamentos privados de sus moradores, las dependencias para los huéspedes, varios salones, la biblioteca e, incluso, el salón del trono. En el exterior, el parque tiene un considerable interés botánico, ya que son muchas las especies cultivadas en él. En los senderos y los cruces de caminos hay numerosas esculturas que contribuyen a aumentar el interés del jardín, además de los antiguos establos, hoy restaurados y convertidos en sala de exposiciones. Tanto el castillo como el parque están abiertos todos los días del año. El castillo abre de 9.00 a 19.00 h. y la entrada cuesta 4 euros. La entrada al parque es gratuita. Abre todos los días a las 8.00 h., mientras que la hora de cierre depende del mes, variando entre las 15.00 y las 19.00 h. Para más información, consultar la página web del castillo (www.castellomiramare.org). El teléfono para infiormación y reservas es +39 041 277 04 70.
Fue la residencia del príncipe Carlo Alessandro della Torre e Tasso y su familia, y hoy constituye una interesante excursión en los alrededores de Trieste. Está en Duino Aurisina, a unos 15 kilómetros de la capital, y se enclava en un entorno maravilloso, sobre un promontorio rocoso que se asoma al mar. La actual construcción, aunque se cree que sus orígenes se remontan a los tiempos de los romanos, data del siglo XIV, y ha sido restaurada en varias ocasiones. Los horarios de visita son los siguientes: de abril a septiembre, de 9.30 a 17.30 h. Martes cerrado. Durante los meses de marzo y octubre, la hora de cierre es a las 16.00 h. En invierno, sólo abre sábados y domingos de 9.30 a 16.00 h. http://castellodiduino.it
La región del Carso es una meseta de roca caliza del sudoeste de Eslovenia que limita con el golfo de Trieste. La zona esconde miles de grutas, algunas de ellas muy profundas. La más interesante en territorio italiano es la Gruta Gigante, situada en el pueblo de Borgo Grotta Gigante, que se localiza a unos 15 kilómetros de Trieste. Es la caverna más grande del Carso, de las que están abiertas al público, y mide 65 metros de ancho por 280 metros de largo, con una cúpula interior de nada menos que 107 metros de altura. Cuenta con una gran cantidad de estalactitas y estalagmitas de gran riqueza. Cierra los lunes, excepto en julio y agosto.
Al sureste de Trieste, en plena frontera con Eslovenia, está la pequeña ciudad de Muggia, al que merece la pena acudir aunque solo sea por descubrir su increíble paisaje que combina las montañas con el mar. Muggia guarda, además, un pasado histórico que la hace muy interesante. Desde que se originó como una aldea fortificada en tiempos prehistóricos, por ella han pasado romanos, ostrogodos, lombardos, el imperio bizantino y otras muchas civilizaciones y pueblos. La catedral y el edificio del Ayuntamiento -ambos del siglo XIII-, sus edificios de arquitectura gótico veneciana o el Castillo de Muggia son algunos de los lugares más interesantes de la ciudad.
A muy pocos kilómetros de la ciudad de Trieste, cerca del municipio de Dolina, se encuentra en valle de Rosandra (o Val Rosandra) por el que corre el río del mismo nombre, y que va formando a su paso un paisaje muy especial, caracterizado por los precipicios rocosos del valle y las pequeñas cascadas que forma el río. Por la belleza de la orografía y la existencia de un gran número de cuevas, es una zona perfecta para la práctica de la espeleología. Son muchos los excursionistas que acuden a este valle, repleto de rutas de senderismo. En los alrededores pueden visitarse los restos de un acueducto romano.
¿Cómo llegar?
Aunque hay formas diversas de llegar a la ciudad de Trieste, la más práctica y frecuente para los turistas suele ser en avión. El aeropuerto de Trieste (http://www.aeroporto.fvg.it) se encuentra cerca de la ciudad, a 43 kilómetros, y está bien comunicado con el centro por taxi y por la línea 51 de autobús (compañía APT). El billete cuesta 3,5 euros.
Una vez en la ciudad, no es necesario usar demasiados medios de transporte, salvo los pies, ya que caminar por sus calles y plazas es la mejor manera de conocer Trieste. Sus moderadas dimensiones lo permiten, lo cual es todo un placer.
Pero si el turista no desea caminar, dispone de una buena red de autobuses azules que recorren la ciudad de cabo a rabo. Los billetes cuestan 1 euro y son válidos para una hora, de lunes a sábado (los domingos tienen una validez de 4 horas). El tráfico intenso de la ciudad y la dificultad a la hora de encontrar aparcamiento, no hacen muy recomendable la opción de alquilar un coche. Uno de los medios de transporte más especiales de Trieste es el tranvía de Opicina que lleva más de un siglo conectando el centro de la ciudad con el altiplano de Opicina. Es más pintoresco que práctico, pero merece la pena conocerlo.
Presentación
De todas las ciudades de Italia, Trieste es la gran olvidada por el turismo. No tiene la fama ni el reconocimiento de enclaves como Roma o Venecia y, sin embargo, guarda tesoros maravillosos dignos de descubrir. Está situada al noreste de Italia, a orillas del mar Adriático, en la región de Friuli Venecia Giulia, y es la ciudad fronteriza por excelencia, ya que limita con Eslovenia y está cerca de Austria. Hace unos años, en el 2010, se contabilizaban en 205.593 los habitantes de Trieste. En la ciudad se disfruta de un clima suave casi todo el año, con bastantes días de sol, pero cuando sopla la bora (un viento muy característico de la ciudad que puede alcanzar los 180 km/h) la cosa cambia. Con un marcado carácter centroeuropeo que aún pervive, Trieste fue, en tiempos de la dominación austro-húngara, un centro influyente de la política, el arte y la cultura. Hoy es una ciudad perfecta para perderse unos días y disfrutar de su encanto señorial, de su bella arquitectura y del legado que las distintas culturas dejaron allí.
La localidad de Trieste pertenece (de mayor a menor) a la región Friuli-Venezia Giulia, a la provincia Trieste y al distrito Trieste.
La localidad de Trieste cubre 84,49 km², tiene 205.535 habitantes (censo 2011) y una densidad de 2.432,65 habitantes por km². La altitud mínima es de 2 m, la altitud máxima es de 2 m, la altitud media es de 2 m.
El actual alcade de Trieste es Roberto Cosolini para el período 2011-.
El gentilicio para los habitantes de Trieste es triestini. El nombre francés de la localidad es Trieste, el nombre inglés de la localidad es Trieste.
El Patrón de la localidad de Trieste es Juste de Trieste. La página web de Trieste es http://www.comune.trieste.it
Visitas destacadas
Elegante y señorial. Así es la plaza de la Unità d’Italia, la más grande e importante de la ciudad, definida por el estilo neoclásico y vienés que le confieren los magníficos palacios que la rodean, y dotada de unas sugerentes vistas al mar, al que se asoma. Se trata de una plaza de grandes dimensiones y forma rectangular, rodeada en tres de sus lados por elegantes palacios. Entre los edificios de interés que la componen está el espléndido Palacio de Gobierno, con su balconada revestida de mosaicos de cristal de Murano; la Casa Stratti, en la que se encuentra el histórico Caffé degli Specchi (Café de los Espejos), uno de los más célebres de la ciudad; el edificio del Ayuntamiento de Trieste, que fue proyectado en 1877 por Giuseppe Bruni con una bonita torre del reloj; el Palacio de Lloyd, construido entre 1880 y 1883 para la empresa austro-húngara Lloyd y que hoy alberga la sede del gobierno regional; y el Palacio Pitteri, de estilo barroco y el más antiguo de la plaza, diseñado por Uldarico Moro en 1780. En la Plaza de la Unidad Italiana se celebran en muchas ocasiones conciertos, espectáculos y otros eventos. En una de las calles laterales está la Oficina de Turismo de Trieste (email: info@triestetourism.it).
Es, sin duda, una de las visitas obligadas en Trieste. La Catedral de San Justo, que data del siglo XIV, surgió como resultado de la unión entre la iglesia románica de San Justo y la iglesia de la Asunción de la Virgen. Se localiza en la parte más antigua e histórica de la ciudad, dominándola sobre una elevación del terreno. La subida a esta colina de San Justo se puede hacer a pie, por unas escaleras que parten desde varios puntos de la ciudad. Destaca la fachada de la catedral que, aunque austera en esencia, hace gala de un magnífico rosetón gótico que llama poderosamente la atención. En el interior del edificio, sorprende especialmente el ábside decorado con mosaicos. La catedral tiene una magnífica torre campanario, a la que se puede subir para admirar las vistas. Junto a la basílica está el Castillo de San Justo, desde el que también se disfrutan de magníficas panorámicas de Trieste. Tiene una forma irregular un tanto extraña, fruto de las diversas modificaciones y ampliaciones que ha ido sufriendo con el paso de los siglos. En la fortaleza se puede visitar la armería, el lapidario y el museo en el que se realizan continuamente interesantes exposiciones.
A los pies de la colina de San Justo, muy cerca, el turista se encuentra con otro lugar que merece la pena visitar: el Teatro Romano de Trieste, uno de los legados más importantes que los romanos dejaron en la ciudad. Está localizado en pleno centro, en el límite del casco antiguo, aunque cuando el teatro fue construido esta zona estaba fuera de las murallas de la ciudad. Sus orígenes se remontan al siglo I d.C., aunque no fue descubierto hasta el siglo XX, cuando unas excavaciones en la zona lo rescataron del olvido. Quizá por este motivo su estado de conservación es realmente bueno. Algunas inscripciones que se hallaron entonces parecen indicar que fue construido por mandato de Trieste Quinto Petronio Modesto, fiscal del emperador Trajano. Estas inscripciones se guardan hoy en el lapidario del Castillo de San Justo. Los romanos proyectaron el teatro aprovechando la pendiente natural del terreno y, aunque no es una construcción de tamaño descomunal, tiene una capacidad máxima de 6.000 espectadores. En la actualidad suelen representarse allí espectáculos teatrales y musicales al aire libre durante los meses de verano.
Es uno de los lugares que no se pueden dejar de visitar en Trieste. El Canal Grande discurre por el centro de la ciudad, como una prolongación del puerto, y viene a desembocar en la Plaza de San Antonio Nuevo, donde está la iglesia del mismo nombre con su fachada neoclásica. Fue construido en el siglo XVIII, concretamente entre 1754 y 1756, por el veneciano Matteo Pirona, con la finalidad de abrir una vía de entrada a los barcos hasta el centro de la ciudad para que descargasen allí sus mercancías. Hoy en día la parte final del canal está cerrada y solamente pueden pasar pequeñas barcas. El último tramo del Gran Canal se enterró en 1934, momento en el que se construyó la actual plaza de San Antonio Nuevo. Dos puentes atraviesan el Canal Grande en su recorrido para conectar ambas márgenes. Uno de ellos, el Puente Rojo data del año 1756 y se sitúa más o menos en la mitad del canal. Es un puente de madera, que se construyó nada más terminarse las obras del canal, y que fue el único puente existente durante cerca de un siglo. Se reconstruyó en 1832, utilizándose ya el hierro como material. El otro puente del Canal Grande es el Puente Verde, que se encuentra en su primer tramo, justo entrada del mar. Es de hierro y se construyó en 1858. Ambos puentes han sido reconstruidos o sustituidos en varias ocasiones.
Este blanco palacio rodeado por un frondoso parque y con vistas al mar fue un regalo de amor del archiduque Maximiliano de Habsburgo a su esposa, Carlota de Bélgica. Construido al más puro estilo romántico entre 1856 y 1860, hoy es uno de los lugares más visitados. Pero no sólo son turistas los que llegan hasta allí. También son muchos los triestinos que también deciden acercarse los fines de semana al parque anexo para pasar el día en contacto con la naturaleza. La visita al interior del castillo permite conocer lo que fueron los apartamentos privados de sus moradores, las dependencias para los huéspedes, varios salones, la biblioteca e, incluso, el salón del trono. En el exterior, el parque tiene un considerable interés botánico, ya que son muchas las especies cultivadas en él. En los senderos y los cruces de caminos hay numerosas esculturas que contribuyen a aumentar el interés del jardín, además de los antiguos establos, hoy restaurados y convertidos en sala de exposiciones. Tanto el castillo como el parque están abiertos todos los días del año. El castillo abre de 9.00 a 19.00 h. y la entrada cuesta 4 euros. La entrada al parque es gratuita. Abre todos los días a las 8.00 h., mientras que la hora de cierre depende del mes, variando entre las 15.00 y las 19.00 h. Para más información, consultar la página web del castillo (www.castellomiramare.org). El teléfono para infiormación y reservas es +39 041 277 04 70.
Fue la residencia del príncipe Carlo Alessandro della Torre e Tasso y su familia, y hoy constituye una interesante excursión en los alrededores de Trieste. Está en Duino Aurisina, a unos 15 kilómetros de la capital, y se enclava en un entorno maravilloso, sobre un promontorio rocoso que se asoma al mar. La actual construcción, aunque se cree que sus orígenes se remontan a los tiempos de los romanos, data del siglo XIV, y ha sido restaurada en varias ocasiones. Los horarios de visita son los siguientes: de abril a septiembre, de 9.30 a 17.30 h. Martes cerrado. Durante los meses de marzo y octubre, la hora de cierre es a las 16.00 h. En invierno, sólo abre sábados y domingos de 9.30 a 16.00 h. http://castellodiduino.it
La región del Carso es una meseta de roca caliza del sudoeste de Eslovenia que limita con el golfo de Trieste. La zona esconde miles de grutas, algunas de ellas muy profundas. La más interesante en territorio italiano es la Gruta Gigante, situada en el pueblo de Borgo Grotta Gigante, que se localiza a unos 15 kilómetros de Trieste. Es la caverna más grande del Carso, de las que están abiertas al público, y mide 65 metros de ancho por 280 metros de largo, con una cúpula interior de nada menos que 107 metros de altura. Cuenta con una gran cantidad de estalactitas y estalagmitas de gran riqueza. Cierra los lunes, excepto en julio y agosto.
Al sureste de Trieste, en plena frontera con Eslovenia, está la pequeña ciudad de Muggia, al que merece la pena acudir aunque solo sea por descubrir su increíble paisaje que combina las montañas con el mar. Muggia guarda, además, un pasado histórico que la hace muy interesante. Desde que se originó como una aldea fortificada en tiempos prehistóricos, por ella han pasado romanos, ostrogodos, lombardos, el imperio bizantino y otras muchas civilizaciones y pueblos. La catedral y el edificio del Ayuntamiento -ambos del siglo XIII-, sus edificios de arquitectura gótico veneciana o el Castillo de Muggia son algunos de los lugares más interesantes de la ciudad.
A muy pocos kilómetros de la ciudad de Trieste, cerca del municipio de Dolina, se encuentra en valle de Rosandra (o Val Rosandra) por el que corre el río del mismo nombre, y que va formando a su paso un paisaje muy especial, caracterizado por los precipicios rocosos del valle y las pequeñas cascadas que forma el río. Por la belleza de la orografía y la existencia de un gran número de cuevas, es una zona perfecta para la práctica de la espeleología. Son muchos los excursionistas que acuden a este valle, repleto de rutas de senderismo. En los alrededores pueden visitarse los restos de un acueducto romano.
¿Cómo llegar?
Aunque hay formas diversas de llegar a la ciudad de Trieste, la más práctica y frecuente para los turistas suele ser en avión. El aeropuerto de Trieste (http://www.aeroporto.fvg.it) se encuentra cerca de la ciudad, a 43 kilómetros, y está bien comunicado con el centro por taxi y por la línea 51 de autobús (compañía APT). El billete cuesta 3,5 euros.
Una vez en la ciudad, no es necesario usar demasiados medios de transporte, salvo los pies, ya que caminar por sus calles y plazas es la mejor manera de conocer Trieste. Sus moderadas dimensiones lo permiten, lo cual es todo un placer.
Pero si el turista no desea caminar, dispone de una buena red de autobuses azules que recorren la ciudad de cabo a rabo. Los billetes cuestan 1 euro y son válidos para una hora, de lunes a sábado (los domingos tienen una validez de 4 horas). El tráfico intenso de la ciudad y la dificultad a la hora de encontrar aparcamiento, no hacen muy recomendable la opción de alquilar un coche. Uno de los medios de transporte más especiales de Trieste es el tranvía de Opicina que lleva más de un siglo conectando el centro de la ciudad con el altiplano de Opicina. Es más pintoresco que práctico, pero merece la pena conocerlo.